Domingo 28 de junio de 2020
Predicar la doctrina de Cristo siempre trae controversia, pleitos y muchas veces significa persecución y arriesgar la vida, tanto con la familia como con la sociedad y las autoridades, sin embargo cuando sabe uno que Dios padre nos acompaña y nos apoya es fácil superar todos los obstáculos.
Estamos acostumbrados a preferir y a amar a papás, hijos, esposas, amigos, dinero, propiedades, vicios, etc., antes que a Dios. Lo digo porque nuestro tiempo está encaminado a ellos y hasta después dedicamos tiempo y cariño a Cristo, a su misa, pláticas y limosnas.
Pero ahora sale Cristo, que tenemos que preferirlo antes que nuestros padres, hijos, hermanos y las cosas de este mundo; si no, no seremos dignos de su amistad, esto no es por amor propio de Cristo, de un egoísmo, sino que es real. A él, le pertenecemos y lo demás es lo de menos. Tenemos que preferirlo a nuestra propia vida, porque tenemos que preferirlo a él más que a nosotros mismos, dice: “el que salve su vida la perderá y el que la pierda, por mí la salvara”.
Con tanta violencia en nuestro país, tanto secuestro, extorsión y robo y lo peor: ya han asesinado a nuestro pariente y todavía siguen pidiendo el rescate, si no les muestran vivo a su pariente, aunque sea a 100 metros de distancia, no les den ningún centavo.
El mismo Cristo, los apóstoles y todos los mártires le encuentran un sentido al sacrificar su vida, lo que no tiene sentido es tanta muerte violenta de sicarios y narcotraficantes que no respetan nada ni a nadie, incluyendo mujeres y niños todos los días. Reflexionemos que hay algo que hemos hecho que está muy mal y nos va a dar trabajo corregir. “Quien no toma su cruz y me sigue no es digno de mi”, dice Cristo y no se refiere a la cruz más difícil. Él escogió esa cruz de madera de donde colgó para salvarnos del pecado, si no de la cruz diaria: trabajar para mantenernos. El hijo vicioso, la mujer celosa, las enfermedades, los bajos salarios, los gobernantes ratas, los ladrones, las suegras y en fin, cada quien tiene una cruz en la rutina diaria.
Podamos tomar esa cruz voluntariamente con alegría, como los ladrones y el Cireneo a huevo y de mala gana y como gestas maldiciendo y camino al infierno. La cruz es señal de amor por parte de Dios, quien más que Cristo, la virgen y los apóstoles sufrieron y nosotros queremos ser seguidores de Cristo, pero sin sufrir y sin morir. Ser hospitalarios tiene su recompensa, aunque sea con personas indeseadas.
Comentario de buen humor:
Llega un Señor a su casa y encuentra a su mujer en plena acción con su amante.
Vieja mentirosa y traicionera, te voy a matar.
El traicionero y mentiroso eres tú, diario que estas en juntas con tu jefe y míralo aquí, ¡está conmigo!.
¡Que Dios los bendiga!.
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