Ser levadura para la transformación social”

Pbro. Rigoberto Beltrán Vargas, Asesor Diocesano de los Centros de Escucha, Perla Raquel García Pérez, Coordinadora Diocesana de los Centros de Escucha.

A poco más de cuatro años del proyecto de “Construcción de Paz” en la Arquidiócesis de Morelia, era necesario un alto en el camino para observar los avances, desafíos y perspectiva que los llamados “Organismos Levadura” reflexionaron en ambiente sinodal el pasado 17 de diciembre, en el salón de la Rectoría del Carmen.

La iniciativa es parte de la Dimensión de Fe y Compromiso Social a nivel Diocesano, Provincial y Nacional del Episcopado Mexicano, donde se tiene El enfoque de transformación social como indicador de una Iglesia cercana, preocupada y ocupada por el fenómeno de la violencia que tanto ha azotado a los mexicanos.

En la actualidad existen diez Centros de Escucha en el territorio Diocesano donde se brinda acompañamiento integral a las víctimas de las violencias y siete Organismos Levadura en proceso de formación: ellos son los grupos de voluntarios y agentes de pastoral que se disponen a crecer en la conciencia de responder a la necesidad de construcción de paz en la comunidad parroquial, de foranía y zona pastoral, así como cuatro organismos más en diferentes universidades y tres en el Consejo Interreligioso de Michoacán. También en la parroquia de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos se implementa la metodología Jesuita del “CIAS por la paz”, animado por el Sacerdote Faustino Aguilar Martínez.

Iniciamos profundizando sobre el sentido de la “Espiritualidad Sinodal” a la que tanto nos invita el Papa Francisco como esencia misma de la Iglesia primitiva y que la realidad actual del individualismo y el aislamiento social, han quedado en evidencia con la pandemia. Es necesario caminar juntos, dialogando, escuchándonos para crecer, incluir a todas las voces. Este momento fue animado por el Vicario de Pastoral Pbro. Rubén Pérez.

Los participantes coincidieron que entre las problemáticas más comunes en sus esfuerzos de paz, son el poco tiempo que se tiene trabajando en este tema en la Diócesis, lo que ha propiciado la falta de conocimiento y aceptación del proyecto por parte de sacerdotes y laicos, quienes en sus múltiples tareas y responsabilidades no han integrado la construcción de paz como eje transversal de todo el trabajo pastoral.

Como perspectiva a futuro, se plantea retomar la propuesta inicial que hace Monseñor Carlos Garfias en el Plan Diocesano de Pastoral (P.D.P.) de crear un Centro de Escucha por cada una de las seis zonas pastorales, pero ahora no como un punto de partida, sino como resultado de un caminar lento, paciente y respetuoso. Este proceso requiere un análisis permanente de la realidad de violencia que se vive en cada lugar, a fin de tomar conciencia colectiva de que ésta sí existe, que afecta y que es necesario como seres humanos y cristianos asumir la construcción de la paz.

La paz es una exigencia humana que nos construye, no nos destruye y desde la fe es un elemento constitutivo del proyecto de Jesús, al cual nos ha invitado a todos a participar.

Dentro de los aprendizajes significativos, se avanzó en la conciencia de que es necesario tener una mística bien definida en los procesos de formación de los organismos y del acompañamiento a las personas afectadas, asumiendo la labor de la escucha como una práctica de misericordia y no sólo de una materia de aplicación científica, ya que las víctimas se posicionarán en su dignidad y con ello lograrán ser constructores activos de una transformación personal y social; si todos somos parte del problema, es justo que todos seamos parte de la solución.

Las conclusiones y los compromisos son bastos, sin embargo, el ánimo no decae, los equipos se encuentran con fuerzas renovadas y con el compromiso de fortalecer la espiritualidad y la mística.  La sinodalidad y el diálogo permanente permitirá hacer una pausa cuantas veces sea necesario para evaluar la eficacia de la implementación, o bien, replantearnos las estrategias y lograr así verdaderos impactos en la transformación social.

Sin duda el camino no ha sido fácil, el reto es grande, pero estamos claros que la paciencia, la perseverancia y la humildad son valores clave para seguir avanzando.

Que la iglesia seguirá trabajando por la paz en la región de Michoacán

Los Centros de Escucha brindan atención a las víctimas de la violencia