Semblanza histórica del “Generalísimo” don Miguel Hidalgo y Costilla.

Lic. Gerardo Argueta Saucedo, Cronista Municipal de Acámbaro, Gto., y Presidente de la  Asociación de Cronistas del Estado de Guanajuato, “Dr. Isauro Rionda Arreguín”, A. C., Período 2022-2025.

Los guanajuatenses festejamos, este 8 de mayo, 271 años del Natalicio de don Miguel Hidalgo y Costilla (1753-2024). No es un hecho menor, como tampoco una simple celebración cívica que forme parte de un calendario local. No!. Es una conmemoración de un héroe nacional, o mejor dicho: Del “Padre de la Patria”!.

Hidalgo nació en Corralejo, en el municipio de Pénjamo, Guanajuato, el 8 de mayo de 1753. Su nombre completo es  Miguel, Gregorio, Antonio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte Villaseñor y fue el segundo de 4 hijos del matrimonio de Cristóbal Hidalgo y Ana María Gallaga.

Desde niño, Miguel Hidalgo fue muy inquieto; como también un joven inteligente. Logró desarrollar una gran astucia y sus amigos lo apodaron, con acierto: “El Zorro”. Fue Bachiller en el Colegio de San Nicolás Obispo en Valladolid, hoy Morelia, y llegó a ser Catedrático, pero debido a su visión social y preparación académica, fue nombrado Rector. La base de su formación era el estudio con disciplina, incluyendo la lectura. Y aquí, consultó obras disque prohibidas para la época como las de los Enciclopedistas como Montesquieu, Rousseau y Voltaire.

Muy positiva fue la labor que tuvo como Rector en el Colegio de San Nicolás. Sin embargo, el destino le tenía preparada una misión, que era la de emancipar al pueblo de la Nueva España. El camino para lograrlo comenzó en Colima, luego de dejar la Rectoría del Colegio de San Nicolás. En Colima hizo una destacada labor social y hasta fabricó una campana, de la cual decía que, un día, se escucharía en todo el territorio de la Nueva España. De Colima fue enviado a San Felipe, Guanajuato, en donde enseñó oficios y promovió el teatro. El destino mismo lo colocaría por último en la localidad de Dolores, Guanajuato. Para entonces, Hidalgo era un notable políglota, si bien conocía desde el latín y el francés hasta dialectos como el otomí y el purépecha, sin descuidar su función sacerdotal. También fue un teólogo sobresaliente.

Puesto en la encrucijada de la historia, decidió participar en reuniones disfrazadas de tertulias para analizar la situación imperante en la Nueva España. Reuniones, que para el régimen invasor y ocupacionista de España a través de un Virreinato, serían: conspiraciones. La situación de la época obligó a organizar una insurrección, a fin de liberar al pueblo oprimido y sojuzjado desde hacía cerca de 300 años.

Al descubrirse la conspiración de Querétaro, Hidalgo dejó de ser un sacerdote de paz para convertirse en un hombre de guerra. Así lo determinó el destino; ese, era el mandato de la historia!. La insurrección inició la madrugada del 16 de septiembre de 1810 en Dolores. Entre septiembre de ese año y julio de 1811, Miguel Hidalgo recorrió los principales caminos del país, incluyendo Acámbaro. Aquí, tuvo su momento cumbre. Nos visitó en dos ocasiones como Insurgente: la primera, entre el 13 y el 15 de octubre; y la segunda, entre el 21 y el día 23 de ese mismo mes.  

En Acámbaro, el 22 de octubre de 1810, Hidalgo fue nombrado “Generalísimo de América” por la cúpula del Ejército Insurgente Libertador, reunida en Consejo Militar, a la vez de que re-organizó al propio Ejército. Es así que surgió un Gobierno Provisional –con una división de lo militar y lo civil-, con el objetivo de enfrentar al régimen Virreinal de origen extranjero. El “Cura Generalísimo”, único en su tipo a nivel mundial, adquirió una dimensión continental y fortaleció el proyecto de Independencia, Soberanía y Autodeterminación.

Lamentablemente, en plena lucha independentista, Hidalgo fue traicionado y hecho prisionero el 21 de marzo de 1811 en Acatita de Baján. Fue trasladado a Chihuahua y enfrentó un juicio tanto eclesiástico como militar. El Gobierno Virreinal lo condenó a muerte y fue fusilado el 30 de julio de 1811. Para este momento, Miguel Hidalgo y Costilla ya había sentado las bases del fin del Gobierno invasor. Y si bien la lucha armada se prolongó durante una década, en 1821 se logró la tan anhelada Independencia Nacional. Una vez consumada la Independencia, Hidalgo recibió el reconocimiento como “Benemérito de la Patria” en “Grado Heroico” por el Congreso Mexicano, un 19 de julio de 1823.

Hoy en día, el pueblo de México agradece a Hidalgo el haber heredado Patria y Libertad, pero también que Acámbaro, debido a este legado y a su nombramiento como “Generalísimo de América”, sea una “Ciudad Heroica” desde el 9 de septiembre de 2021, mientras que el propio Insurgente es “Hijo Adoptivo” del municipio. 

El legado de Hidalgo está vigente; pero la Patria y la Libertad que nos heredó hay que defenderlas día con día. Hidalgo mismo nos inspira y es factor de unidad. Por eso, es oportuno reconocer con orgullo una parte esencial de la vida y la obra del Cura de Dolores, especialmente en esta plaza pública que lo albergó el 22 de octubre de 1810.   

¡Viva Hidalgo, el “Hijo Adoptivo” de Acámbaro!; ¡Viva Acámbaro, ¡Ciudad Heroica!; ¡Viva Guanajuato, Cuna de la Independencia Nacional!. ¡Viva México, Patria Digna y Tierra de Libertad!.

Desde el 9 de septiembre de 2021, Hidalgo es “Hijo Adoptivo de Acámbaro”

Acámbaro es “Ciudad Heroica”, gracias al nombramiento de Hidalgo como “Generalísimo de América”, el 22 de octubre de 1810