Padre Pistolas, Alfredo Gallegos Lara
Domingo 23 de junio de 2019
Siempre nos cuesta trabajo aceptar el sufrimiento como condición de tener éxito en la vida en los deportes, en la escuela y sobre todo en la religión, como parte de lograr la salvación.
Los Apóstoles no son la excepción y veían en el Reino de Dios uno de placeres, de venganza en contra de sus enemigos, de enriquecimiento. Tener éxito consiste en ser Párrocos de una gran ciudad con varios vicarios para mandarlos a trabajar rodeados de feligreses ricos y preparados en la fe, ser aplaudidos por los sermones, aunque sean aburridos, repetitivos, sin preparación y sobre todo de boca para afuera, sin ayudar y curar a los pobres, acumulando riquezas cada medio año para irse a la playa o al extranjero.
Si exigimos a los candidatos o presidentes, diputados, senadores, gobernadores, etc., que de perdida sepan la historia de su municipio, su distrito o su Estado, que no esperen a tener el puesto para empezar a ayudar al pueblo. No es necesario ser diputado, ¿por qué no nos aplicamos esa regla y nos ponemos a preparar bien los sermones toda la semana para no aburrir a los fieles y sobre todo cooperar para dar de comer y curar a los pobres, aunque estemos en la parroquia más pobre?
San Pablo en su Carta a los Romanos nos da la pauta:
El sufrimiento engendra la paciencia.
La paciencia engendra las virtudes.
Las virtudes engendran la esperanza.
Y Cristo no defrauda a la esperanza.
Por eso, dice Cristo: el que no toma su cruz de cada día, no es digno de mí y el que pierda su vida por mí, la encontrará; no quieren darle $500.00 a un enfermo, menos van a dar su vida por Cristo.
Siempre nos quejamos que el Obispo no me comprende. Que me ponen en puras parroquias pobres, que la madre superiora ya me agarró de su puerquito, que mi marido me pone los cuernos, que no me da dinero para los gastos, que mi mujer no sabe hacer ni unos frijoles y no me lava y plancha la ropa. que mi papa no me da para estudiar, que ni siquiera me compra unos zapatos nuevos, que Dios no me cumple lo que le pido, que yo no le pido, yo le exijo, que mis hijos no me ayudan con el diario, etc., etc.
Cristo murió por nuestra culpa, si no fuéramos cabrones y pecadores no hubiera muerto y murió no por voluntad de los Sumos Sacerdotes sino por obedecer a su Padre celestial que así lo quiso. San Pedro contesta atinadamente la pregunta de Cristo: “tú eres el mesías Dios” Cristo no quería que se supiera que él, era el Mesías porque los judíos esperaban un Mesías político.
Comentario de buen humor:
Cómo le hace Padre para curar a los cancerosos?
Hijo, leo la Biblia y trato de vivirla.
El Padre Pistolas estaba confesando a un rico moribundo y éste le comenta al primero:
Padre, di $1000.00 a la iglesia ¿cree que me va a dejar entrar San Pedro?
Hijo, creo que te va a devolver los $1000.00 y te va a mandar a la tiznada.
¡Que Dios los bendiga!.
El Padre Pistolas en compañía de unas “finísimas” personas
Alfredo Gallegos invita a la feligresía a vivir en la humildad del espíritu