Alfredo Gallegos Lara
Domingo 01 de septiembre de 2019
San Lucas nos presenta a Cristo, dándonos una gran lección de humildad y caridad que siempre deben de ir juntas.
Los Obispos, sacerdotes y seglares que trabajan en torno a los templos generalmente somos muy orgullosos porque nos creemos cerca de Dios, amigos de Dios o hasta con poderes divinos, “que usted es otro Cristo en la tierra”…, “que usted que está cerca de Dios”, “que usted es un elegido de Dios…”, y nosotros nos la creemos.
Por otra parte, somos muy duros para ayudar económicamente a los pobres, por quien debemos vender la mitad de nuestros bienes y dárselos a ellos, según quiere Cristo. Invitar a los pobres a los banquetes, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos, no hay quien lo haga por que la costumbre es invitar a los ricos, a los políticos, a las muchachonas, a los músicos para que toquen gratis, etc. Y dice Cristo: los pobres no tienen con qué pagarte pero Dios si te lo pagará después de la resurrección
Conveniencias de ser humildes:
Nos prefieren y nos aman más que a los otros.
Somos más queridos que los que dan regalos.
Si pasamos inadvertidos, no faltará quien nos alabe y enaltezca.
Agradas a Dios y a la sociedad.
Vives alegre, satisfecho de ayudar a los demás, curar a un enfermos, a un desahuciado es de lo más placentero y agradable que hay en este mundo.
Cristo era tan humilde que no se distinguía de un campesino, tuvieron que darle un beso para que lo distinguieran.
Cada vez que lo querían proclamar Rey, se escondía.
Siempre buscó la voluntad de su padre celestial y no su propia voluntad.
Inconveniencia de ser orgullosos:
Con el simple hecho de escuchar a una persona por el teléfono o personalmente y saber que es orgullosa ya nos cae gorda, y nunca la buscamos.
Dios no les da ninguna recompensa porque ya la buscaron con halagos.
Dios los humilla porque si a nosotros nos cae mal, imagínense a Dios que es pura perfección.
Buscan que les paguen, porque no son capaces de hacer nada gratis y terminan en la peor de las soledades, sin ningún amigo.
Viven tristes porque nunca consiguen lo que desean y nunca se conforman con ninguna paga.
Decía San Pablo: si lo que busco es agradar a la gente, ya no sería agradar a Cristo.
Comer con pobres es sumamente agradable y quedan muy agradecidos.
Nuestro padre Dios busca cuidar de los pequeños y los atiende sin buscar ningún beneficio, no nos hagamos tontos, eso es lo que le pedimos a Dios. ¿Nosotros por qué no hacemos lo mismo con los que son más pobres que nosotros?
Pretendemos ser servidos más que servir, ser amados más que amar.
En tus asuntos procede con humildad.
Comentario de buen humor:
Oído en una radiodifusora de Irapuato, Gto.:
Fue localizado un cadáver muerto, a las afueras de un supermercado, al parecer fue amenazado con una pistola de juguete en la cabeza y lo mataron de un balazo.
¡Que Dios los bendiga!.
Alfredo Gallegos insiste en atender a los pobres
El Padre Pistolas pide ser humildes ante los demás