Reflexión Dominical del Padre Pistolas: Prepárense para ser guías

Domingo 03 de marzo de 2019

San Lucas nos presenta como parte del sermón de la montaña tres ejemplos del buen vivir con mucha lógica:

1º. ¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo?

Me pongo a pensar sobre todo en los sacerdotes, que se supone que son muy buenos consejeros dando consejos como estos: Deja tu marido que te tiene embrujada; métele una demanda a tu hermano a ver si le quitas la mitad de la herencia. A otro sacerdote: pídele al Señor Obispo una Parroquia grande, rica y que ya tenga todas las comodidades.

Se ponen de guías, psiquiatras, maestros, doctores, psíquicos, que se anuncian en la televisión que aconsejan divorciarse, abortar, amor libre, emborracharse, correr a la suegra, a la madre soltera, al drogadicto, en lugar de ayudarles.

¡Pues que pinches guías son! ¡Y que pendejos los que los buscan!.

Otros están peores, se guían por las notas del zodiaco que salen en el periódico y las revistas. Y otros más mensos consultan a los lectores de cartas espiritistas, brujos, leedores de la palma de la mano, gitanas, leedores del humo de cigarrillos como lo hacía Hitler.

Para ser un buen guía se necesita preparación y sobre todo, dar una buena imagen y un buen comportamiento.

2º. Cristo nos pone el ejemplo de la paja en el ojo ajeno, la viga en nuestro ojo, que más bien Cristo quiso decir el leño en nuestro ojo.

No hay congruencia entre lo que nosotros vivimos y lo que criticamos de los demás, cuando nosotros somos peores que ellos y no lo reconocemos, empecemos por corregirnos nosotros. El pecado tiene su origen en que el hombre quiere ser como Dios; y lo malo, no está en querer ser como Dios sino en no comprendernos como es el Santo misericordioso, generoso, amoroso y no simplemente todo poderoso.

3º. Dar frutos buenos y no solo falsas promesas como el novio que le promete casa, trabajo, fidelidad, respeto a la novia. Al final, salen con puras promesas, que no existen y lo mismo los políticos que a la mera hora solo se dedican a robar, o como los que nos llamamos católicos y vivimos en una doble moral, como dijo Cristo: predican una cosa y hacen otra.

Al enjuiciar a un prójimo debe ser delante de él y siempre con miras a la corrección fraterna, de otro modo es hipocresía.

En un vuelo de avión, le tocaba al Padre Pistolas a veces un niño mión, a veces un negro como “Yohnny Laboriel”, pero una vez le tocó un sacerdote judío (rabino). Nos sirvieron carne de puerco y le dice el Padre Pistolas: “De lo que se pierde maestro”.

¿Verdad que no se casan Padre?

 No, de lo que se pierden Padre.

 

Que Dios los bendiga.