La renovación de la Iglesia, única respuesta para los jóvenes

Padre Rigoberto Beltrán Vargas,

Colaborador del Periódico “El Ciudadano”

 

                                     “El Espíritu del Señor… me ha ungido

                                       para llevar a los pobres la Buena

                                       Nueva, para anunciar la liberación

                                      a los cautivos y la curación a los ciegos,

                                       para dar libertad a los oprimidos y

                                      proclamar el año de gracia del Señor”.

                                      (LC 4,18_19)

 

En un ambiente festivo, de esperanza, de oración, el Papa Francisco emprendió en Panamá la reciente Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Fue su séptima visita al continente americano y la tercera vez que presidio esta jornada católica donde fue recibido por miles de jóvenes de América Latina y del mundo.

Después de Brasil (2013) y Croacia y Polonia (2016) es la primera vez que estuvo en Centroamérica en una realidad de pobreza, violencia, migración, exclusión y falta de oportunidades en general; una región donde dos naciones hermanas, Nicaragua y Venezuela, viven separadamente conflictos de desestabilización. Una región marcada por el crecimiento de los movimientos evangélicos, desde ahí, desde Panamá, el Papa invitó a los jóvenes a transformar el mundo, a ser actores, a estar en pie, en actitud de salida.

Según muchos análisis, existe hoy en el mundo un alejamiento de los jóvenes de la Iglesia y de Dios, se convierten en ateos, anti clericales o en indiferentes; otros empujados por la frialdad religiosa de sus familias, pierden los valores humanos y cristianos. El sínodo sobre la juventud celebrado hace poco tiempo en Roma deja claro la verdad de esta realidad.

De manera sintética podemos descubrir 3 causas de este fenómeno: los gobiernos de los Estados que no han abierto caminos para encausar el desarrollo de la juventud; los padres de familia “que no tienen tiempo” para ellos, preocupados por las necesidades de trabajo y presionados por contar con los recursos económicos necesarios y la Iglesia distanciada de ellos, alejada de sus problemas reales, que no sale al encuentro ante la carencia de empleos, las adicciones, la migración, la sexualidad, la soledad..

El Papa Francisco ha cumplido alentando respuestas de la Iglesia para ellos, pero no es suficiente. La pastoral de la misma Iglesia desde las Parroquias, desde las  Diócesis, de los mismos sacerdotes, de todas las instituciones que pertenecen a ella, desde ahí, tiene que haber una renovación capas de caminar junto a ellos. Ser esperanza.

 

El Papa Francisco alentó a los jóvenes del mundo

 

                                       

 Se propuso una iglesia más cercana al pueblo 

Que la juventud renovó el espíritu de esperanza