Sócrates A. Campos Lemus,
Colaborador del Periódico “El Ciudadano”
Pues seguramente muchos lo vieron como una enorme tragedia: resulta que un multimillonario muere en la plancha de operaciones en una cirugía para “alargarle el pene”… Y, penó.
Hay, sin duda, una enorme distancia entre las formas de pensar de nuestras generaciones y las actuales. Imaginemos que nosotros jugábamos a las canicas, trompos, huesitos, tacón, yoyo y lo que veíamos era la lucha y alguna vez el box, jugábamos al fut bol y al tochito, soñábamos algunos en estar en las guerras y no teníamos ni la más remota idea de que todas eran manipuladas por la economía de las grandes potencias. Entendíamos que deberíamos estudiar y terminar la vida trabajando en una fábrica y, algunos, veían los despachos como algo que se podía alcanzar, se hablaba de secretarias y duros horarios de entrada, de salida y de citas, pocas vacaciones y mucho trabajo para que al final de los días se le jubilara a uno para irse a “descansar” a la casa donde la soledad y la depresión les alcanzaba y morían rápido. Ni siquiera existía el cine porno y lo máximo de pornografía eran la revista VEA o los cuentos de Lágrimas y risas y los dibujos de algunas otras revistas que dejaban mucho a la imaginación. Si querías consultar algo tenías que ir a los libros o a la biblioteca y solicitar las enciclopedias y todo era así, difícil y lento, muy lento.
Hoy en día cierran las bibliotecas por falta de lectores, las ideas vuelan en las redes al igual que los chismes y la información buena, mala o deformada; total, la lees y la desechas, es como comer y defecar todo al mismo tiempo, nada dura, todo es rápido, todo se cambia por minutos, la velocidad y lo moderno y las nuevas tecnologías es lo que cuenta. La mayor tecnología que vimos eran los relojes de Dick Tryce o los del agente ochenta y nueve o James Bond y nos parecían inalcanzables hasta que los vimos aparecer en la realidad y el destino nos alcanzó. Compramos los juguetitos para que los niños, nuestros niños, no dieran lata y se entretuvieran jugando y nosotros comprando, cambiando de modelos y de juguetes. Entramos de lleno, sin saberlo, al consumismo y a los tiempos modernos, los que no piensan ni sienten, los que pasan y dejan sin dejar huella, donde los sistemas no sirven porque el que manda o los que mandan son los dueños de las tecnologías que dominan la información y, la información la imponen por medio de los aparatos que ni siquiera entendemos los viejos, sino que nos aplastan y nos destruyen, nos mandan a la soledad y al silencio. Así vemos a los hijos y a los hijos de nuestros hijos que ya no juegan, que no salen a las calles, que no toman el sol, que no saben comentar ni platicar, que son silenciosos y solamente se les ve agachados consultando mensajes o enviándolos, sin sentir nada, pueden tener relaciones amorosas con alguien que ni siquiera han tocado o besado y esto nos aterra, sobre todo cuando vemos la demanda de las nuevas muñecas plástico C, que apenas vislumbramos en los cuentos de fantasía y de futurismo y nos reíamos. Pero, ahora son la realidad al igual que los robots que nos van desplazando en las tareas más simples y nos hacen depender de la energía y de los aparatos tecnológicos que son desechables y no duran más que el suspiro.
Hasta el placer de manejar un vehículo nos arrebatan con la tecnología y el control de todos, nos pueden detectar en dónde estamos, nos pueden escuchar cuando se les pegue la gana, nos pueden investigar lo que escribimos y nos valoran los sentimientos y las posibilidades reales de desarrollo o de enfermedades; nos detectan si somos propensos a perder la paciencia y si dominamos la tecnología y ésta nos domina y somos simples borregos que van en manada a donde nos digan y si somos potencialmente revolucionarios, rebeldes, que no queremos el dominio de otros, sino que también pensamos y entonces, ahora, somos peligrosos, el que piensa y no toca las teclas de la tecnología se convierte en un rebelde potencial y esto les aterra a los nuevos mandos que controlan la economía y la política y la sociedad.
Los Zombis no son aterradores para los jóvenes, son un modelo a seguir, son los que aterran a los viejos y dominan a los jóvenes, ellos saben que no deben de pensar, que todo es tecnológico y que nos quitan ese •trabajo”, no piensan que dentro de unos años estaremos sometidos a las máquinas, que ni siquiera tendremos músculos para movernos sino que estaremos sentados o acostados viendo la televisión o los nuevos modelos de las visiones, que toda la comida será igual y que en ella nos tendrán los nutrientes que ellos quieran de acuerdo a lo que busquen que hagamos o estemos ocupados, las relaciones sexuales serán a distancia con mecanismo de teclas y nadie sabrá el sabor de los labios ni el calor de la piel ni las caricias, no las van a necesitar, pierden el tiempo, para eso estarán los robots sexuales que no tienen problema ni conflictos, ellos podrán dar satisfacción y así controlarán hasta la descendencia, la natalidad. Para los que controlan el mundo de lo real, de la riqueza, tienen que controlar a la población para poderla controlar mejor y no gastar los recursos sino que éstos sean para producir bienes y más riquezas y seleccionar hasta la inteligencia y los rasgos y talentos de los nuevos descendientes de la humanidad. Unos serán soldados totalmente dominados y dominantes que solo responderán a las instrucciones de los que mandan en la tecnología, es decir, los que tendrán todo el poder político, económico y social, la verdadera dictadura perfecta, de la que nadie se salve, por ello estarán todos vigilados y eso que acá, AMLO, soñador y bien intencionado, liquida los centros de espionaje, pero no podrá contra la tecnología internacional con la que verdaderamente dominarán al mundo, la que controla y la que tendrá el poder absoluto dentro de poco muy poco tiempo… así que los viejos que piensan en la posibilidad de la dictadura personal de AMLO, se equivocan. Lo que viene o ya está es la dictadura tecnológica que controlará todo, todo, sin más…, hasta para asesinar ya no necesitan a los hombres, necesitan a los drones…, y ya…, pues el futuro nos alcanzó y estamos jodidos.
Hoy, los jóvenes ya no leen ni acuden a bibliotecas
El futuro nos alcanzó desde hace varios años