LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ, ¿PROYECTO CERCANO O LEJANO? (1ª parte)

Pbro.  Rigoberto Beltrán Vargas, Colaborador del Periódico “El Ciudadano”.

En México, en las calles, en los hogares, en el trabajo, en las relaciones íntimas o sociales, inclusive estructurales, existe el hecho, el fenómeno social de la violencia. Ésta ha llegado, ha trascendido hasta convertirse en un hecho global afectando así con diferente intensidad, pero siempre de manera incómoda e injusta. Siendo un hecho que permea toda la sociedad, todo el mundo, a la vez somos víctimas y actores de ella.

Comienza a tomar conciencia social la Provincia Eclesiástica de Morelia de esta real y verdadera pandemia en el año 2013; organiza entonces en San Juan Nuevo, diócesis de Apatzingán, un “Diplomado de Transformación Social” en el que participan las cinco diócesis que la integran. Se vuelve a dar el taller posteriormente ya con una participación eclesial. Este diplomado se repite por cinco años (2013-2018). En el último queda el sacerdote Ignacio Gil Moreno de la diócesis de Zamora como coordinador de la Provincia; a él le toca animar la puesta en práctica de la “Matriz de Transformación Social” generada en dicho diplomado.

Con motivo del cambio del Cardenal Alberto Suárez Inda, ya emérito, por el Arzobispo Monseñor Carlos Garfias Merlos, se suspende el proceso temporalmente y se espera la propuesta del nuevo Arzobispo que venía de la Arquidiócesis de Acapulco con una vasta experiencia en el procesos de construcción de paz.

Antes de todo esto, ya se habían hecho intentos de construcción de paz como es el caso en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe a cargo entonces del sacerdote Francisco Madrigal y Ángeles Vázquez, actual coordinadora de la Dimensión Social Fe y Compromiso Social, quienes al ver la situación de violencia comenzaron a dar “escucha y acompañamiento” a las víctimas de la violencia de la región. Esto va a favorecer la capacitación más amplia con talleres de metodologías, así como el conocimiento del Programa de Atención a Víctimas de la Violencia (PAVV). Mientras tanto en Morelia, se conforma el Plan Diocesano de Pastoral con sus cinco etapas (2017-2026).

Don Carlos Garfias hace la promulgación del Plan Diocesano de Pastoral diciendo que “es el mismo Plan Diocesano de Pastoral que fue promulgado por el Cardenal Arzobispo Emérito Don Alberto Suarez Inda el 22 de febrero de 2011, pero revisado y actualizado”. Agrega que las prioridades diocesanas son la “Atención a la Familia”, “una evangelización integral en procesos”, que se complementan ahora con dos ejes transversales: “La construcción de la paz y la mística pastoral de Don Vasco de Quiroga”. “Tanto las prioridades como los ejes dan enfoque y son las líneas transversales de toda nuestra acción pastoral”.

Ya en los ocho compromisos concretos de la primera etapa (2017-2018) aparecen dos: “orar permanentemente por la paz (oración a Nuestra Señora de la Salud por la paz) y colaborar en la creación de los Centros de Atención a Víctimas de la Violencia”. Entre las cinco Líneas Pastorales destaca, en lo relativo a la paz: “asumir el compromiso de la construcción de la paz, implementando en todos los espacios celebrativos y catequéticos, el tema de la construcción de paz; creando y formando Los Centros de Atención a Victimas de la Violencia y asumiendo la atención a las victimas con enfoque de construcción de Paz”.

En cuanto a la Segunda Etapa (2019-2020), la línea pastoral 2, la misión es fortalecer el compromiso de la construcción de la paz y señala en sus acciones: 1) Continuando con la creación de los “Centros de Escucha” en las zonas pastorales; 2) Promoviendo charlas de la prevención del delito a través de  “Equipos Levadura”; 3) Realizando campañas de prevención de adicciones; 4) Canalizando al centro católico para las adicciones a los adictos que se detecten en las parroquias; 5) Estudiando la Doctrina Social de la Iglesia; 6) Articulando la pastoral social con las dimensiones en zonas, foranías y parroquia; 7) Implementando y favoreciendo, desde la parroquia, los comités vecinales de convivencia y fraternidad y 8) vinculación con autoridades civiles y lideres sociales.

Los retos son enormes, pero urgentes y necesarios para ir construyendo la paz, que tanto necesita México y la Arquidiócesis de Morelia.

La construcción de la paz es un asunto social de todos

La iglesia apoya en los procesos de paz en la región y el país