DESMOND TUTU, PROFETA DEL SUR GLOBAL.

Pbro. Rigoberto Beltrán Vargas, Colaborador del Periódico Digital “El Ciudadano”.

El arzobispo Desmond Tutu, sudafricano, anglicano y emérito falleció el domingo 26 de diciembre por la mañana a la edad de 90 años.

Es uno de los grandes símbolos, referente moral e ícono para Sudáfrica y millones de personas en el mundo entero. Fue una de las voces principales en exhortar al gobierno sudafricano a poner fin al aparheit, la política impuesta por la minoría blanca contra la mayoría negra, lo que es un sistema totalmente injusto e inmoral.

Tutu predicó la necesidad de un cambio radical, pero lo más pacífico posible. Fue ordenado sacerdote en 1961 y en 1975 fue nombrado decano de la catedral anglicana de Johannesburgo. Prefirió vivir, no en la residencia de la catedral, sino en su Soweto, un suburbio pobre y negro donde sucedió una histórica masacre de la población negra en 1976; en 1985 fue ordenado arzobispo anglicano del Cabo y Johannesburgo, primado de África austral, lo cual permitió dar resonancia a la teología negra que creía y practicaba.

Desde los 80’s organizó en los suburbios negros Townships, integrados por iglesias, sindicatos y asociaciones comunitarias para la lucha por una África del Sur, Unida y no Racial; lideró la resistencia civil contra el régimen, organizó marchas pacíficas, promovió denuncias internacionales y el boicot económico contra el gobierno racista de Pretoria. En 1984 fue distinguido con el premio Nobel de la Paz. Nelson Mandela, cuando salió de la cárcel, lo nombró presidente de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, inspirada en la práctica de América Latina una vez que terminaron las dictaduras militares. Esta Comisión llegó a escuchar a no menos de 30 mil personas que denunciaron violaciones masivas a los derechos humanos durante la represión de los blancos. Junto con esto creó una forma de perdón y reparación moral a las familias de las víctimas.

Su crítica profética denunció la opresión del pueblo Palestino por Israel; las masacres realizadas por Rusia en Chechenia; la invasión de Irak; la dictadura en Birmania; criticó a Reagan, a Bush, a Tony Blair, a Putin. Dijo la verdad al poder. En marzo de 1988, declaró: “Nos negamos a ser tratados como el tapete para que el gobierno se limpie sus botas militares”. Se comprometió con las grandes causas de nuestro tiempo: cambio climático, pobreza, carrera armamentista…

Uno de los ejes transversales de su “Teología Negra” gira en torno a uno de los conceptos de la sinodalidad católica: “caminemos juntos”. Decía: “en nuestro lenguaje africano decimos: Ninguno de nosotros viene al mundo plenamente formado. No sabríamos pensar, caminar, hablar o conducirnos como seres humanos. “Ubunter” es estar abierto y disponible para los demás, tener conciencia de que se pertenece a algo más grande y que una persona es disminuida cuando los otros son disminuidos o humillados, torturados u oprimidos”.

Alguien dijo: ¿Quién lo dijo? Cualquiera lo pudo decir: “Era una persona que conjugaba de manera única un coraje indomable y una profunda benevolencia, enteramente despojada de odio y un sentido profundo de la justicia, fundada sobre la compasión y sobre la aspiración de todos los seres a evitar la persecución, la discriminación y la injusticia. Todo esto, envuelto en un maravilloso sentido del humor y una sincera humildad”.

Desmond Tutu, un ícono de la defensa de la raza negra en Sudáfrica

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