José Luis Camacho Acevedo,
Colaborador del Periódico “El Ciudadano”
Ganen o no en los premios Oscar, el Director mexicano Alfonso Cuarón y la actriz Yalitza Aparicio son unos triunfadores, ya que con su excelente trabajo pusieron en alto el nombre de México.
La cinta “Roma” rompió los paradigmas de la sociedad mexicana y nos dio de bofetadas en nuestro clasismo, racismo y machismo más arraigado. El tema lleva semanas en la agenda nacional y vino a generar enormes y necesarios cambios, como por ejemplo, el programa piloto del IMSS para brindar seguridad social a las trabajadoras del hogar.
El filme de Cuarón nos mostró ese México de las décadas de los 70 y 80, la conformación de la sociedad que apenas comenzaba su transformación, esa que surgió justo después del sismo del 85, una más organizada, ciudadanizada y solidaria.
Sin embargo, casi 40 años después, nos encontramos con un México muy parecido a aquellos años, que no ha terminado de madurar y transformarse en un país más moderno, ya que es evidente que todavía somos un país que discrimina y lacera, ahí está el caso de Sergio Goyri. En lo público felicitamos y vanagloriamos el éxito de Yalitza, pero en lo privado discriminamos, a veces nos justificamos en el humor, y hacemos el chiste clasista o la broma machista.
Yalitza Aparicio, nominada a los premios Oscar de 2019 en la categoría de mejor actriz por “Roma”, ha sufrido insultos racistas debido a sus orígenes indígenas. Además, también ha sido criticada por su falta de experiencia. Son varios, quienes han señalado que su actuación no lo fue tanto, ya que se interpretó a sí misma, dicha afirmación conlleva una fuerte carga peyorativa, que denigra el trabajo que los grandes conocedores del séptimo arte han reconocido.
Fue hace poco más de tres años cuando el staff de Alfonso Cuarón llegó a Tlaxiaco para hacer un casting, ahí fue donde encontraron a Yalitza: “su éxito ha roto estereotipos y ahora los niños y las niñas creen más en ellos mismos”, refiere con gran emoción el promotor cultural de la comunidad, Miguel Ángel Martínez Oceguera.
La discriminación racial y de clase son problemas que permanecen arraigados en la sociedad mexicana. Constantemente nos enfrentamos a casos que evidencian el rechazo hacia el indigenismo y a las clases sociales más pobres. Las caravanas de migrantes centroamericanos que entraron al país a lo largo del año pasado, son un buen ejemplo de ello. Su ingreso a territorio mexicano dividió a la sociedad mexicana entre los que se manifestaban a favor y aquellos que estaban en contra.
Yalitza es una triunfadora, ya que su éxito es como lo mencioné al principio de este texto: abofetea nuestro más arraigado racismo, nos agita, nos cuestiona, pero ojalá también contribuyera a nuestra reconstrucción, que es posible.
Yalitza Aparicio, un orgullo nacional
Alfonso Cuarón y la sorprendente actriz