Traslado del Pueblo del Viejo al Nuevo Chupícuaro: 1949-2019. (Pasado, Presente y Futuro)

Gerardo Argueta Saucedo,

Cronista del Municipio de Acámbaro

La región de Acámbaro tiene como su principal antecedente histórico al pueblo de Chupícuaro, mejor conocido como el de la “Cultura Chupícuaro”, ubicado tradicionalmente entre el 800 a. de c. y el 200 d. de c.

Es una comunidad que ha pertenecido tanto a Mesoamérica como a la Provincia de Michoacán en el período del Virreinato. Posteriormente pasó a formar parte de la Intendencia de Santa Fe de Guanajuato y en el México Independiente, al Bajío o los Valles Abajeños. Hoy en día, al Sureste de Guanajuato.

Sobre el nombre del poblado de Chupíuaro, es de resaltarse que es de origen purépecha y significa “lugar de cielo azul”. Para 1325 d. de c., el nombre sería el de Pichícuaro y en la época colonial, a partir de 1580, el de San Pedro Chupícuaro, lo mismo que para 1765. En la época contemporánea ha sido el nombre de Chupícuaro hasta el 6 de junio de 1949 y desde entonces a la fecha, el de Nuevo Chupícuaro.

Un hecho que en el siglo XX cambiaría la vida social, política, económica y cultural de la comunidad es la construcción de la Presa “Solís” entre 1939 y 1949, si bien desde 1933 comenzaron a realizarse los estudios para determinar la ubicación más adecuada para la obra. En estos diez años, resalta la intervención de tres períodos presidenciales en las personas de Lázaro Cárdenas del Río, Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán Valdés: dos militares y un civil.

Desde el inicio de la construcción de la obra, participó a nombre del Gobierno federal la Comisión Nacional de Irrigación. Para el año de 1947, se decidió que fuera la “Loma de Paredones” el lugar para la reubicación del pueblo; el 7 de mayo de 1948 es colocada la primera piedra de la primera casa de la localidad como parte de un total de 266 que hubo en ese entonces y para el período de 1947-49, ya interviene la Secretaría de Recursos Hidráulicos (SRH). Concluida la magna obra, la inauguración tiene verificativo el 15 de mayo de 1949 por el Presidente Miguel Alemán Valdés y la población debe trasladarse a la “Loma de Paredones”, a partir del 20 de mayo. Es así como son reasignadas también un total de 22 comunidades rurales entre los municipios de Acámbaro, Jerécuaro y Tarandacuao. La población de Chupícuaro transita del municipio de Jerécuaro al de Acámbaro: del viejo, al nuevo Chupícuaro.

Sin embargo, oficialmente, la Presa “Solís” inicia operaciones para el riego de cultivos el 1º. de junio de 1949 y el día 6, se firma el Acta de Fundación del Nuevo Chupícuaro. Actualmente, el Acta está en exhibición en una de las vitrinas de la sala principal del Museo Comunitario “Fray Bernardo Padilla González”.

Ya para el 19 de junio de 1949, concluye el traslado del pueblo del Viejo al Nuevo Chupícuaro. Así, entre el 20 de mayo y el 19 de junio figuran 34 días históricos que vendrían a transformar el entorno regional y la vida cotidiana de la población.

La Presa Solís que ocupó un área de 7 mil 762 hectáreas, serviría no sólo para la regulación y el control del afluente del Río Lerma, sino para evitar inundaciones y asegurar el riego para los cultivos del bajío. Debido a estas características, el Estado de Guanajuato llegó a ser el “granero del país” con más de 112 mil hectáreas. En el siglo XXI es la base del Módulo de Riego Número 11, Alto Río Lerma, y de la Cuenca Lerma-Chapala-Santiago.

En la época reciente, en esta progresista comunidad, se aplicó el llamado “Proyecto “Chupícuaro” que permitió una amplia y profunda investigación arqueológica a nivel regional entre 1998 y el 2013, incluyendo a los municipios de Jerécuaro y Tarandacuao por medio del Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA) y el Instituto Nacional de Antropologías e Historia (INAH).

Hoy en día, Nuevo Chupícuaro y su gran historia, es un pueblo que ha mantenido vigente el sentido de pertenencia e identidad cultural. A 70 años desde 1949, vislumbra un gran futuro. Esta perspectiva está sustentada en la necesidad de mantener la promoción de la Cultura “Chupícuaro”; el fortalecimiento del MUSEO con nuevas acciones y programas; el fomento de la historia, el civismo y la cultura; el buen aprovechamiento de la religiosidad popular para preservar sus costumbres y tradiciones; desarrollar en el embalse de la Presa los programas necesarios para los deportes acuáticos, ecoturismo y gastronomía; como también impulsar la investigación arqueológica para que esta zona del sureste sea la más importante del Estado de Guanajuato, lo mismo que en materia de paleontología. Arqueología y paleontología son esenciales para detonar el turismo en la región, sin olvidar la participación de los migrantes que han respaldado las labores de desarrollo social como lo muestra la obra de la “Diosa de la Fertilidad”, un símbolo de la Cultura “Chupícuaro”.

Así pues, Chupícuaro desde la época prehispánica hasta nuestros días, desde su vocación y talento por la elaboración de fina cerámica hasta la migración actual que obliga a seguir preservando la identidad cultural, es un sitio de gran interés que asombra a México y al mundo.

A 70 años, es un pueblo que está de pie. Su historia no termina, antes bien, apenas comienza. Es: Chupícuaro, el “lugar de cielo azul”.

La presa “Solís” hizo de Guanajuato el “granero del país”


La iglesia de “San Pedro” en el viejo Chupícuaro,

hoy bajo el agua del embalse

Jardín principal de la comunidad del viejo Chupícuaro

El Nuevo Chupícuaro es el poblado más progresista de Acámbaro