Alfredo Gallegos Lara . Domingo 22 de septiembre de 2019
Aparece en San Lucas la parábola del mal administrador. Cristo nos dice que le chismearon a un patrón que su administrador era corrupto y el patrón lo manda llamar y le pide que le entregue cuentas porque ya lo va a quitar, pero era falso porque era un administrador honrado, al grado que no tenía nada, ya estaba viejo, no podía trabajar, le daba vergüenza pedir limosna.
En la actualidad, casi no hay gente honesta y ponen mil pretextos;
Todos somos rateros.
La Comisión Federal de Electricidad nos roba y nos cobra de más.
Petróleos Mexicanos es muy abusivo porque da más cara la gasolina que en E.U.A.
El patrón nos paga muy poco y no nos paga el seguro social.
Los diputados cobran y roban mucho.
Mis padres le van a dar toda la herencia a un hermano borracho y barbero.
El gobierno nos paga muy poco a los policías y tenemos que morder
El Obispo y el Señor Cura me pagan muy poco y trabajo mucho, dice el padre Vicario.
Tengo que dar caro para tener buenas ganancias, si no ¿Cómo hago lana?
Creo que sería interminable la lista de pretextos. De hecho, el patrón no le reclama al administrador sus tranzas, de 100 a 50, 80 o menos barriles o sacos de trigo; al contrario, le admira su astucia y quiere que los hijos de la luz (los que trabajan por el espíritu) sean más astutos que los hijos de este mundo (que nada más trabajan por el dinero).
Con el dinero, tan lleno de injusticias gánense amigos que, cuando ustedes se mueran los reciban en el cielo. No se puede servir a Dios y al dinero.
Tengo muchos amigos políticos y les digo: roben poco, pero pasen algo, lo malo que sí es malo, robar, pero lo peor es que todo lo que roban lo acumulan para provecho propio y nada para curar, servir, vestir y dar de comer a los pobres, eso te salvaría.
Ojala la gente pusiera tanto interés en salvarse como el que pone en enriquecerse. Ojala que los sacerdotes le pusieran el mismo interés de convertir a los pecadores, que el interés que tienen en las mañanas de quitarle las cagadas de moscas a su carro del año.
El rico debe de ayudar a los pobres en curarlos y darles de comer, pero el pobre debe tener empeño de rezar por el rico para que se salve, pero vale madre los pobres y los ricos nunca se paran al templo a rezar.
La verdadera riqueza de una persona no es lo que guarda si no lo que reparte. Si no administramos bien el dinero, menos vamos a administrar lo que sí vale, lo espiritual, “ni siquiera llevamos a los niños al catecismo”. Consultaste a un mal consejero: tu egoísmo. Hay un termómetro para medir tu fe; ¿Cuánto estás dispuesto a donar?
Comentario de buen humor:
Un compadre invita a otro compadre a comer y al despedirse, le dice: “gracias por invitarme a comer compadre, tenía tiempo que no comía tan bien”.
Y el niño de la casa contesta: “nosotros tampoco”.
¡Que Dios los bendiga!.
Alfredo Gallegos exhorta a ayudar a los pobres
El Padre Pistolas pide ser humildes ante la riqueza