Domingo 04 de octubre de 2020…
En San Mateo se nos presenta una parábola de las más claras en su mensaje y de las más trascendentales del evangelio: la de los viñadores ingratos y avarientos.
La ingratitud fue la que echó a perder a Luzbel, el ser más perfecto del universo al querer ser como Dios, a Eva y Adán por lo mismo y es la que en la actualidad hecha a perder más personas.
Cristo vino a traernos toda clase de bienes y lejos de agradecerles, llenos de envidia y ambición, terminaron por matarlo. También hoy la ingratitud nos echa a perder y en lugar de conformarnos con todo lo que nos ha dado Dios, queremos vivir 100 años como si fuéramos quinceañeros cuando el salmo nos enseña que la vida del hombre sobre la tierra es de 70 años. Algunos rebasan los 80 años, pero con muchos sufrimientos. Creernos que con dinero va a cambiar la situación humana, terminamos robando y hasta asesinando, en esa región al norte del mar de Galilea hasta la fecha las tierras son muy fértiles, los judíos tienen unas haciendas en común llamadas “Kibúr” donde todo es de todos y de ninguno y en ese tiempo, como aquí en tiempos de Porfirio Díaz, los hacendados dejaban las haciendas en manos de medieros y se iban a vivir a las ciudades donde había toda clase de comidas y lujos.
El dueño de la viña era muy generoso y confiado y cuando quiso su parte de la cosecha de uvas, los viñadores lejos de cumplir con el contrato, en varias ocasiones golpearon y mataron a los enviados y en una de esas también mataron al hijo.
Dios es el dueño de la viña, los viñadores eran los judíos a quienes Cristo les estaba hablando y les preguntó: ¿Qué hará el dueño con esos malos viñadores? Los matará y les dará la viña a otros viñadores que sí entregaron los frutos a tiempo y esos somos nosotros. Se trata pues de que tomemos conciencia de que no somos dueños de la vida y de todo lo que tenemos y un día, Dios nos va a pedir cuentas de todo y no tenemos escapatoria y qué cuentas vamos a entregar, ¿hemos sido dadivosos con la familia, con los pobres, con la iglesia, con los enfermos?, ¿hemos conservado y mejorado con la naturaleza? ¿o por lo contrario, la hemos destruido?-.
¿Hemos cuidado y alimentado bien a nuestro cuerpo? O por el contrario, nos emborrachamos, fumamos cigarros, mariguana, etc. ¿hemos empleado bien nuestro tiempo en hacer bienes? O por lo contrario, como dijo un moribundo de 80 años, he dedicado 70 años a servir al diablo y ni un día a Dios y hacer el bien.
Jamás desprecien a los demás, en todas partes hay pureza, justicia, verdad, nobleza, amabilidad, etc. ¿Y que hay en tu corazón?.
Comentario de buen humor:
Le dice un huevón a su mujer: hoy no tengo ganas de ir a trabajar.
Y la mujer le contesta: ahí tu veras pendejo, vas a perder el trabajo, a tu mujer, casa, automóvil y chupe, nada más te van a quedar los cuernos como dijo el Padre Pistolas.
¡Que Dios los bendiga!.
Alfredo Gallegos invita a la práctica de la gratitud humana
El Padre Pistolas pide no ser avaros ni despreciar a los demás