Domingo 17 de octubre de 2021.
En el evangelio de San Marcos, Cristo narra una de sus mejores enseñanzas: “Y vine no a ser servido, sino a servir”; y no solo eso, sino a morir por todos en la cruz para salvarnos.
El pretexto es que se acerca primero la mamá de los hermanos Santiago y Juan, hijos del “Cebadeo”, y luego ellos mismos acostumbrados a que Cristo les daba el privilegio de acompañarlo a la mayoría de los milagros, le pide ambiciosamente que los pusiera uno a su derecho y otro a su izquierda en ese reino temporal y vanidoso. Cristo nunca pudo hacerlos cambiar porque su reino es del espíritu y de servicio a los demás, incluso el mismo Cristo fue llamado esclavo, lo mismo que la misma María su madre que confesó a Dios: “Soy la esclava del señor, cúmplase en mí su palabra”, lo mismo Abraham, Moisés, Josué, David…, para los romanos ser esclavo era una verdadera desgracia.
Ser y no ser servido y no solo trabajar, sino mirar a la persona y tratarlo como verdadero hermano. La salvación no se logra con el sufrimiento, si no que se debe más al amor de Dios a nosotros y así por amor al prójimo, servirlos.
No sean tiranos como los gobernantes de este mundo, sino humildes y alegres en el servicio “dice Cristo”. Jesús se hizo obediente hasta la muerte, una muerte de cruz. Es necesaria la muerte del justo para que se realice el plan de Dios, dar la vida en rescate por todos.
Cristo dejó claro que no deben ser exprimidores de los demás y que quien quiera ser el grande tiene que ser el servidor de todos. En la iglesia, el poder ha sido la causa de varios debates, dentro de la iglesia, también entre la iglesia y el poder político. Sin embargo, es verdadero poder el servir a los demás, los políticos siempre prometen servir al pueblo y a la mera hora roban y se enriquecen sin siquiera dar la cara.
El poder humano se manifiesta sobre todo por la fuerza, la intimidación y un servilismo de la gente común al rey o presidente. Hago destacar lo metiche que son las mamás y las hermanas de los sacerdotes que si uno les hace caso, terminan convirtiendo a uno en unos sacerdotes dinereros, comodinos, flojos y ambiciosos. Cuidado padrecitos con sus mamás.
Comentario de buen humor:
El Padre Pistolas rifa un refrigerador para beneficio de las obras de la parroquia y el número afortunado se lo saca un mudo, que estaba hasta mero atrás. Dice el padre: el 261 a la una, a las dos… Y el mudo por más que quería, nadie lo escuchaba; se saca el pájaro y dice una señora: ¡el mudo se la sacó!. Y le entregan el refrigerador.
¡Que Dios los bendiga!.
Alfredo Gallegos recuerda que todo servicio es a favor de los demás
El Padre Pistolas pide a los sacerdotes no ser dineneros, sino servidores de Dios