Alfredo Gallegos Lara
Domingo 18 de agosto de 2019
El Evangelio de San Lucas aparece después de la parábola del “rico imprudente” que iba a construirse trojes más grandes para darle vuelo a la hilacha y de que Cristo les pide a los apóstoles y feligreses vender la mitad de sus bienes y repartírselos a los pobres para tener un tesoro en el cielo. Es una serie de frases acerca de hacer la guerra y advertirnos de la lucha entre matrimonios e hijos, contra padres, suegras contra nueras, etc. Por motivos de su doctrina causan divisiones, fuego a la tierra, parece contra decir la doctrina de amor y mansedumbre que aparecen en todo lo largo del propio Evangelio.
¿Quiénes son los que no quieren cambios?, los ricos, los explotadores, los obispos y sacerdotes privilegiados que se la pasan a toda madre, los políticos ricos, corruptos, hinchados de poder y de riquezas. Pero no vino Cristo a eso, vino a cambiar, a mejorar, a modificar a este mundo corrompido e injusto y para hacer ese cambio para desenmascarar a los corruptos e injustos y eso va a causar indignación y cambios en la sociedad a fuerzas.
Cuando un sacerdote o cristiano se propone hacer esos cambios se echa encima a los obispos, sacerdotes y fieles persignados que de todo se escandalizan, menos de sus injusticias y sus privilegios.
Un buen sacerdote, un buen feligrés debe de hacer en su persona y en la sociedad esos cambios aunque a nadie le parezca y eso es lo que se admira y se agradece. Los grandes santos que contra viento y marea habla y exige esos cambios, por ejemplo: aceptar y promover el vender sus bienes y dárselo a los pobres, el luchar por la paz, el sufrir persecuciones y críticas por amar a los enemigos, tener hambre y sed de justicia y delatar a los ladrones, prestamistas que cobran altos réditos, violadores, a los que pagan una miseria de sueldos, a los corruptos de los gobiernos y a toda clase de aprovechados.
Desgraciadamente la mayoría de los políticos, obispos y sacerdotes quieren que todo siga igual y lo que menos quieren son cambios.
Todo mundo se cree dueño de la verdad, el monopolio de la verdad no existe, muchos sacerdotes en lugar de ponerse a trabajar, de donar sus bienes para arreglar un templo, una escuela o un dispensario médico, se llenan de envidia y se dedican a criticar a quien sí lo hace. A Cristo desde niño, el anciano Simeón le profetizó que sería “para ruina de resurgimiento de muchos en Israel”.
Jeremías antes de Cristo, sufrió atentados a su vida por criticar a su sociedad, decir en el sermón verdades a medias, ignorando cobardemente verdades de Cristo por temor a represalias, al abandono de muchos fieles a la santa misa o que no nos den dinero es pérdida de tiempo y acarrea la mediocridad y el olvido. Hay que decir la verdad aunque nos duela.
Comentario de buen humor:
Mi viejo, ¿Cómo ves al vecino que apapacha a su señora? ¿por qué tu no haces lo mismo?.
Vieja y ¿si querrá la vecina que la apapache? ¿no se enojará su marido conmigo?
¡Que Dios los bendiga!.
El Padre Pistolas urge a hacer cambios para mejorar la sociedad
Alfredo Gallegos siempre recibe por igual a toda la feligresía de la región