Domingo 14 de marzo de 2021…
Ahora tenemos en el evangelio de San Juan y solamente en este evangelio, el dialogo nocturno, porque fue de noche. Nicodemo, todo un personaje, fariseo, miembro del Sanedrín o senado judío, escriba (perito en la sagrada escritura) que aparece defendiendo a Cristo en el juicio que lo condenó pero que de poco sirvió y también llevando el bálsamo carísimo para embalsamar a Cristo en su sepultura.
Hablaban por un lado Cristo de una renovación, en la figura de un nuevo nacimiento en el espíritu, pero que Nicodemo nunca comprendió. Siempre hablaba Nicodemo con un criterio meramente material, mientras que Cristo pasaba a hablar del espíritu.
Los humanos incluyendo a los sacerdotes, somos muy inclinados a la mediocridad, al menor esfuerzo, a ser de la bola, del montón y yo fui educado para dar siempre mi mayor esfuerzo a lo máximo, a lo que destaca a no conformarme con lo común. No entiendo la vida de nosotros, pasándola hay nomas hasta que nos sorprenden las enfermedades, la muerte y exclamamos ¡ay caray eso es todo en esta vida! Torcemos el pescuezo deseando haber hecho mucho más, pero ya es tarde y más que Dios me ha librado una y otra vez de enfermedades mortales y pienso aprovechar a lo máximo mi tiempo y mis facultades.
Cristo tuvo que pagar con su muerte en la cruz voluntariamente, porque no lo hizo a huevo, el precio de nuestros pecados siempre amando, siempre con prudencia, siempre con apego a lo mandado por Dios padre, siempre pobre; siempre con la verdad, siempre con sufrimientos, sin esperar nada de nadie.
Debemos conocer la historia tanto del mundo, del país y de nuestra región como la historia sagrada, de la vida de Cristo y de la iglesia primitiva para que se repita en nuestros días en nuestras comunidades y en los acontecimientos del mundo, por ejemplo, la pandemia del coronavirus. Cómo los judíos aprovecharon el destierro de Babilonia para hacerse menos mundanos, menos pecadores y más espirituales, acontecimientos que sucedió en el año 587 antes de Cristo.
San Pablo nos hace saber que nuestra salvación es un don gratuito de parte de Cristo y no por nuestro propio esfuerzo o nuestras obras, sino por mérito de Cristo, cosa que aprovechó Martin Lutero para interpretar que pequemos lo que queramos al cabo que Cristo de todos modos nos salva, vil mentira porque Cristo castiga al malvado.
Comentario de buen humor:
En la noche de bodas.
Sale del baño la novia con un vestido transparente, bien bañada y perfumada y le dice al novio
¡Órale pues!
Y el novio está viendo el partido América-Guadalajara y le contesta:
Cabrona, te esperé dos años para esto y no te puedes esperar otras dos horas.
¡Que Dios los bendiga!.
Alfredo Gallegos pide a la feligresía ser más espiritual
El Padre Pistolas recuerda que hay que ofrecer el máximo esfuerzo