Domingo 24 de febrero de 2019
Quedamos en que el sermón de la montaña fue el más importante y distintivo de Cristo y después de las bienaventuranzas, San Lucas nos da una serie de consejos encaminados a perdonar, amar y hacer el bien a nuestros enemigos.
Esto lo entendí muy bien desde el principio de mi sacerdocio, porque siempre desde seminarista trabajé comprando terrenos para las capillas, ladrillos, varillas, madera, haciendo los planos para su edificación y rebasando mi economía y recursos. Ya de sacerdote, es más el dinero que gasto en medicinas y operaciones que en iglesias, carreteras y escuelas y siempre me han tratado de ladrón de un dinero que nunca me dan.
Me acomodan mujeres porque mido 2 metros, fui gran basquetbolista y grabo muchos discos y todo esto hace suponer que soy un enamorado, pero se llevan un chasco, porque nunca he tenido un problema de esa naturaleza. Traigo la pistola, pero solo para defender mi vida en ambientes peligrosos y pobres a donde siempre me han mandado.
Me dicen el Padre Pistolas y siempre la cargo, soy buen tirador por si las dudas y me quieren hacer daño. Pero yo les digo que mi mejor arma, como la de Cristo, es la “bondad”; y con ella siempre los venzo, se doblegan aunque me levanten falsos, me amenazan, me roban, en lugar de ver a un abogado, meterlos a la cárcel o defenderme, les sonrío, les perdono y hago oración por ellos y los doblego. Al rato me devuelven lo que me roban y hasta nos hacemos amigos o Dios me socorre lo doble de lo que me roban. Los sacerdotes que me critican, se mueren de cáncer o hasta la cárcel los meten. Dios se encarga de castigarlos. ¿Para que los castigo yo?
* El rey David le perdonó la vida al rey Saúl y Dios lo premió.
* San Pablo a los Corintios, nos dice que Adán era terreno, en cambio Cristo era celestial y celestiales debemos ser nosotros; en otras palabras, somos llamados todos a la santidad y esta doctrina de amar y hacer el bien a los enemigos es literal, aunque algunos sacerdotes la maquillan y ellos mismos no la cumplen a fin de llamar contra producente porque pierde fuerza, desilusiona y aunado a la falta de atención y poco interesante la comunidad, que nos tocan de 7000 feligreses a cada sacerdote, tenemos como resultado el éxodo de muchos católicos a las sectas evangélicas o al ateísmo porque duran 10 años sin pararse a un templo.
Linchar a un ladrón, no estamos exentes de culpa.
No es fácil ser católicos:
1º. Amar a los enemigos.
2º. Hacerles el bien.
3º. Bendecirlos.
4º. Rezar por ellos.
5º. Poner la otra mejilla cuando nos golpean.
6º. Darle también el manto al que te pide la túnica.
7º. Dar al que pide y no reclamar al que se llevó lo nuestro.
Pero sobre todo, tratar a los demás como queremos que los demás nos traten a nosotros.
La recompensa es que tendremos un gran premio y seremos hijos del altísimo.
Dios ama al que da con alegría.
No juzguéis y no serás juzgado.
Se calló la barda que divide al cielo y al infierno y después de una gran discusión entre San Pedro y don Sata, quedan en presentarse cada uno con su abogado.
San Pedro no encuentra ningún abogado y don Sata los tenía a todos y ganó el pleito.
Es mejor perder, que litigar.
Que Dios los bendiga!.
Alfredo Gallegos pide a las personas ser humildes
El Padre Pistolas se dice una persona pacifica