Alfredo Gallegos Lara
Domingo 25 de agosto de 2019
A Cristo un desconocido le hace una pregunta concreta; ¿es verdad que son pocos los que se salvan? A lo que Cristo no contesta con un si o un no, ni convenía porque si Cristo hubiera contestado que son muchos, quizá no confiaríamos y no nos esforzaríamos en lograrlo, y si hubiera dicho que son pocos quizá nos desanimaríamos y nos pusiéramos pesimistas, diciendo: “para qué nos esforzamos, si es inútil y no nos vamos a salvar”.
Poniéndonos en el contexto del tiempo de Cristo en que todas las ciudades estaban amuralladas, tenían una puerta ancha por donde pasaban ganados, carretas y multitudes durante el día, pero en la noche cerraban y tenían una puerta estrecha por donde podía pasar solo una persona y la abrían solo por una emergencia y solo a personas conocidas, por lo tanto, a un desconocido no se le abría la puerta.
Por eso dice Cristo: “esfuércense en entrar por la puerta estrecha”. Hagan obras buenas para que el portero al comprobar que era una persona buena, noble y no peligrosa, se le abría la puerta; de lo contrario, si era una persona mala, ladrona, asesina o desconocida, no se le abría.
Efectivamente, mucha gente cree que es fácil entra al cielo y eso es una mentira. Es muy común que vengan señoras de la ciudad o de E.U.A. con niños y niñas alrededor de 10 años para hacer la primera comunión o la confirmación o incluso sin bautizar y arguyen que el trabajo no les permite ir a la Santa Misa y llevar los niños al catecismo; y yo les contesto: Y para acostarte diario con el marido e ir cada ocho días a las pachangas y gorras, 15 años, bodas, cumpleaños, jaripeos, carreras de caballos, etc., si tienes tiempo. Vieja huevona, póngase unos 15 días a enseñarle el catecismo a sus hijos y luego me los traes. Se va la señora muy airada y va diciendo: “vámonos, en Chicago hay mejores curas que este, yo pensaba darle un dinerito, pero no”. No nos vamos a salvar si no compartimos con los demás, con la comunidad, lo que tenemos porque Cristo quiere que todos se salven.
Quien te creó sin ti, no te va a salvar sin ti, se necesita nuestra colaboración. Cerrada la puerta no basta ser conocido o pertenecer a la iglesia, se necesitan las buenas obras, contra lo que dicen los protestantes.
Dios corrige y hace sufrir a los que ama. Un sacerdote alagador y dinerero se va a condenar con todo y feligreses. Verdaderamente salvarse no es fácil, se necesita una fe firme, honrada, sin contaminación de vicios, brujerías y debilidad y una vida sin mancha, ni pecado. Hay más amor en una lágrima que en una risa, la risa es momentánea y la lágrima es para siempre.
Comentario de buen humor:
A un norteño entejanado, con botas de cocodrilo, cinturón piteado, etc., le dice el Padre Pistolas: “¿Cómo, pelón y con huaraches?
Y contesta: Padre, tuve que venderlos: ¿con qué cree que pagué inscripciones, uniformes, mensualidad, libros y libretas?.
¡Que Dios los bendiga!.
El Padre Pistolas con Alcaldes de la Cuenca del Lago de Cuitzeo
Alfredo Gallegos recordó que el trabajo honesto dignifica al hombre