Domingo 04 de marzo de 2021.
Aparece en San Marcos la resurrección de Cristo, San Pedro, que siempre aparece pensando que la salvación es solo para unos cuantos privilegiados, ahora aparece predicando que Cristo no hace excepción de personas, sino que murió y llamó a todos los vivientes, sean de cualquier raza y credo, a la salvación.
Para entender un poco la resurrección porque no podemos entender mucho, tenemos que entender la muerte. Para mí la muerte es un paso de la vida temporal llena de imperfecciones de dolor y limitaciones a la vida eterna, plena, llena de satisfacciones, de plenitud, de alegría y gozo, siempre que nos hayamos portado bien porque si nos portamos mal, todo lo contrario sería dolor, temor, angustia y desesperación y un fatalismo enorme y definitivo.
Los egipcios sobre todo los faraones poderosos, ricos y considerados por ellos mismos como dioses, hacían sarcófagos de mezquite, oro y plata para conservar sus cuerpos momificados, encerrados en pirámides gigantescas, sepultados con sus esposas, médicos y criados por haber permitido la muerte del faraón, todo con el afán de ser inmortales, cosa que sabemos que es imposible y así grandes reyes y emperadores pensaban igual, topándose con la verdad de la muerte.
La resurrección de Cristo no es una leyenda, un sueño, una utopía, sino una realidad difícil de creer porque los mismos apóstoles igual que la Magdalena y demás mujeres, se negaban a creer. Pero primero se ven esperanzas de la resurrección, como el sepulcro vacío, los lienzos puestos bien acomodados en sitio aparte, testimonio de mujeres que nunca dejan de ser chismosas, testimonios de Pedro, los peregrinos de Emaús, etc., y finalmente la vista y el tocamiento del resucitado.
Es fundamental creer o no creer en la resurrección: Si creemos en la resurrección tenemos temor de Dios, difícilmente cometemos adulterio, robos, secuestros, asesinatos, abandono de hogar, amancebados, mentiras, etc. Ya que pensar en la resurrección, nos frena rotundamente.
Pero si no creemos, como es muy común, vemos muy lejos el día de nuestra muerte y de nuestra resurrección y por lo tanto, solo pensamos en enriquecernos, gozar la vida, darle vuelo a la hilacha, ya después tendremos tiempo de arrepentirnos, y la enfermedad y la muerte nos sorprende cuando es demasiado tarde.
Comentario de buen humor:
Viejo, te estoy engañando con tu mejor amigo.
¿Y te va a llevar con él?
No, le contesta la mujer.
Entonces, no es mi mejor amigo.
¡Que Dios los bendiga!.
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