Domingo 08 de mayo de 2022
San Juan en su evangelio siempre tan profundo, nos presenta al Cristo como la imagen del buen cordero: sin mancha, que es sacrificado por el perdón de los pecados y pone una serie de características del buen pastor.
Conoce a cada una de ellas, los menciona por su nombre, Napoleón antes de entrevistarse con sus soldados pregunta y los mencionaba por su nombre y eso les daba un gran valor en las batallas.
Los sacerdotes deberíamos también conocer por su nombre a cada uno de los feligreses, pero resulta que si no son ricos, viejitas que van a la iglesia diario o con quien tiene un interés, no los conocen y a la mayoría ni los pelan y menos, si son sacerdotes problemáticos que a cada rato los cambian. Es así que podemos escuchar entonces su voz como las ovejas a través de:
- a) Lectura de la palabra de Dios
- b) Oír las misas y retiros espirituales.
- c) Personalmente con Dios, a través del corazón y los acontecimientos diarios.
- d) Los defiende, si se pierden van y las buscan y se las cargan en la espalda.
- e) Les da la vida eterna
Cuando escuchamos el evangelio, siempre distante, porque se comienza así: “En aquel tiempo…”, que no es otro que el presente, la palabra de Dios es eterna, no pasa de moda y lo más importante de un predicador es actualizar esa enseñanza del evangelio, si no aburren y duermen a los fieles y también deben de adecuarlos a la vida diaria y a un lenguaje que la mayoría entienda si nó, no es eficaz y contendiente (que no deje lugar a dudas). Muchos me critican por mi lenguaje, pero eso ha sido mi éxito porque hablo como habla la mayoría de la gente. Alguna vez un compañero me cuestionó, que porque hablaba a lo pendejo y le contesté: es que la mayoría son los pendejos y lo hago para que me entienda la mayoría.
De otra forma es como lo decía Cristo: Te doy gracias señor porque esto lo das a entender a los pobres y sencillos y se lo ocultas a los sabios y entendidos, que a la hora de la verdad son los que no quieren mentir nada. Cristo también es un ejemplo de los gobernantes que deben de ver por el bien del pueblo y no en beneficio de ellos mismos, que eso hacen.
Los obispos y sacerdotes predicamos “yo soy el buen pastor y doy la vida por mis ovejas”, pero no dan ni madre y le tienen miedo a los sicarios que atentan con nuestros fieles. Dicen: Dichosos los que luchan por la paz, los que tienen hambre y sed de justicia, los que son perseguidos…” y me pregunto: ¿será cierto? O somos como los apóstoles, puras gallinas que huimos del peligro y le sacamos.
Comencemos por conocer personalmente a nuestros feligreses y hay que inculcarles que se interesen en leer la palabra de Dios, que es la única forma segura de lograr nuestra salvación. Ya no pasa lo que dicen los hechos de los apóstoles: “iba creciendo la iglesia”, no; necesitamos renovar que cada día hay menos fieles.
Comentario de buen humor:
Le pregunta una señora a su mejor amiga: ¿qué sientes cuando haces el amor con tu marido? Y le dice: La verdad no siento nada.
Yo tampoco, dice la señora, con tu marido, digo, con mi marido sí siento bastante.
¡Que Dios los bendiga!.
El Padre Pistolas recomienda que los sacerdotes conozcan más a la feligresía
Alfredo Gallegos destaca que es necesario orientar y escuchar más al pueblo de Dios