Alfredo Gallegos Lara
Domingo 14 de julio de 2019
AMAR ES SERVIR
Se nos presenta en San Lucas la parábola del buen samaritano. a propósito de un diálogo entre un perito o maestro de la ley sobre cuál es el principal mandato o mandamiento más importante:
1º. El amor a Dios.
2º. El amor al prójimo
Después de la deportación de los judíos a Babilonia, llegaron a Samaria habitantes que se establecieron en Samaria. Se revolvieron con los judíos, hicieron un santuario en Siquem y desde entonces los judíos despreciaban a los samaritanos. A Cristo, alguna vez lo llamaron samaritano, samaritano y perro era lo mismo para los judíos, un samaritano fue el único que le dio las gracias de los leprosos curados y un samaritano fue el único que auxilió a un herido que fue atacado por unos ladrones.
En esta parábola toman lugar cuatro personas:
1º. Un don nadie que fue asaltado, golpeado hasta darlo por muerto
2º. Un sacerdote que se fue de largo sin pararse a auxiliarlo, quizá porque llevaba prisa para el servicio religioso del templo o quizá por miedo a que ya estuviera muerto y lo iban a investigar y a entretenerlo.
Esta parábola es una verdadera cachetada, un gancho al hígado para obispos, sacerdotes y religiosos.
Para sacerdotes que les importa únicamente tener más casas, carros, negocios, vacaciones al extranjero, comodidades, futbol, etc. Que son muchos los indiferentes a esta enseñanza de Cristo y son incapaces de compadecerse de los que sufren, como me tocó ver que un campesino le pidió $1,000.00 regalados a un Señor Cura y no se los quiso dar y solo le regalaba $100.00 y quería darle la bendición. Los quería para pagar la operación de su esposa, le pidió que se hincara y el campesino se levantó y le dijo “si su bendición no val ni siquiera $1,000.00, quédese con su pinche bendición y se salió muy molesto.
3º. Un levita también se fue de paso, es lo mismo.
4º. El samaritano lo curó con vino y aceite, lo llevó en su cabalgadura, le dio a un dueño de un pequeño hotel 2 moneditas de oro que era lo que traía, se lo encarga al mesonero y vuelve a pagar lo que se debía.
Le dice Cristo al maestro de la ley: “haz tu lo mismo”
No nos hagamos pendejos: sin caridad y servicio a los demás no somos católicos, no vamos a ganar la vida eterna, y la vida temporal la vamos a perder.
Comentario de buen humor:
Pasa el presidente municipal frente a una ventana donde un perico le dice: “muera el presidente”.
La señora va y le cambia al Padre Pistolas su perico por el del padre.
Otro día, pasa el presidente y le dice al perico: “¿no vas a decir muera el presidente?”; y le contesta el perico: “Que Dios te oiga”.
¡Que Dios los bendiga!.
El Padre Pistolas pide humildad en las acciones de la vida
Alfredo Gallegos apoya a los pobres con base en el Evangelio