Rezar, sufrir sin renegar y dar limosna
Domingo 10 de marzo de 2019
San Lucas nos presenta las tentaciones de Cristo que le pone el demonio en el desierto. Las tentaciones no son ni buenas ni malas, sino que son necesarias como los exámenes de la escuela, en el fin de año para probar que tan fuertes o débiles somos, que tan materializados o espiritualizados estamos.
Nuestra infancia es la biografía escrita por nuestros padres, cuando logramos unos valores esenciales, quedamos fortalecidos en nuestro espíritu para enfrentarnos a los retos y decisiones de nuestra vida. Después de 40 días de ayuno, Cristo tenía mucha hambre y Satanás reta a Cristo a que unas piedras se convierten en pan, Cristo le contesta: “no solo de pan vive el hombre”.
Luego Satanás invita a Cristo a que se apodere de todos los bienes del mundo para probar su vanidad, a lo que Cristo le contesta: “adorarás al señor tu Dios y a él, solo servirás”. Satanás también prueba a Cristo en su prestigio y su ambición de poder y le dice a Cristo: “si eres el hijo de Dios, arrójate desde aquí”, y Cristo le contesta: “no tentarás al señor tu Dios”.
Solo Dios nos puede donar la verdadera felicidad, es inútil que perdamos nuestro tiempo buscándola en otro lugar, en las riquezas, en los placeres, en el poder, en la profesión. Lo importante en este tiempo de Cuaresma es que nos convirtamos de nuestro mal vivir:
1º. Confesando nuestros pecados.
2º. Haciendo mucha oración.
3º. Haciendo sacrificios, ayuno, abstinencia de comer carne, no tomar, no fumar, etc.
4º. Dando limosnas grandes, no pendejaditas como acostumbramos, a los pobres y a la iglesia.
Tenemos ejemplos de grandes conversiones, Levi o Mateo que deja de recaudar impuestos para los romanos, reparte la mitad de sus bienes y se hace un gran Apóstol. San Agustín que deja a su mujer con ayuda de la oración de su madre, Santa Mónica, que reza por él 20 años y la ayuda del gran obispo San Ambrosio y se convierte en uno de los santos más grandes de la iglesia y en uno de los 5 genios más grandes de la humanidad.
El Rey David al ser descubierto de su infidelidad y su crimen, se arrepiente y se convierte en santo.
Pero también en la vida actual me encuentro con amigos que hablan con su esposa, les cuentan sus infidelidades, les piden perdón y jamás les vuelven hacer infieles o a maltratarlas.
Amigos que deciden no más tomar vino, fumar o drogarse.
Amigos o amigas que se arrepienten de su mala vida y se dedican a servir y ayudar a enfermos, alcohólicos, prostitutas o pobres, o a servir en cuerpo y alma a la iglesia.
Entre un médico y un sacerdote:
Padre Usted hace muy mal su papel de pastor, no encuentro entre todos ellos a un angelito.
Doctor, dice el padre Pistolas, de hacer angelitos te encargas tu cada rato méndigo, a veces ni están tan enfermos y tú me los mandas al cielo.
¡Que Dios los bendiga!.
Aun de charro y con pistola en mano, Alfredo Gallegos es fiel a la iglesia
La impartición de la eucaristía la hace con respeto el Padre Pistolas