Pbro. Rigoberto Beltrán Vargas, Colaborador del Periódico “El Ciudadano”…
El informe de actividades de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de 2010 (CNDH), por citar una institución, considera que entre las tareas más urgentes a revisar en México en materia de derechos humanos, están: la situación gravísima de los migrantes, la trata de personas, la violencia o acoso (bullying) -principalmente en las escuelas-, la protección de los derechos de las mujeres, la salud, la discriminación a los adultos mayores y a los indígenas, el trato que sufre el preso, las agresiones a periodistas y defensores civiles de los derechos humanos. Estas tareas desafortunadamente no son privativas de México, su ámbito es mundial.
Retomándolas y analizándolas a la luz de la fe (de la Iglesia católica), es preciso recordar que Jesús fue enviado por el Padre para redimirnos, a todos, la sociedad en su conjunto, al planeta como “casa común” y al mismo cosmos restituyendo su dignidad originaria. Esta une sus raíces en la misma imagen de su Creador.
Para la Iglesia, la promoción de los derechos humanos es una exigencia, una prioridad, un desafío evangélico, es parte de su misión evangelizadora. La pastoral de los derechos humanos forma parte de la pastoral social y desde ahí, se vincula con la pastoral en general.
En la tercera parte del Proyecto Global de Pastoral 2031-2033 de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) en su letra B, opción por una Iglesia comprometida por la paz y las causas sociales, bajo su letra “e”, enfatiza la necesidad de apoyar la fundación de Centros de Derechos Humanos en las comunidades cristianas de manera que con este y otros medios, se fortalezca el Estado de Derecho en nuestro país.
Hace días una treintena de expertos independientes del Sistema de las Naciones Unidas hicieron un llamado a los gobiernos del mundo y a las empresas operadoras de las redes sociales a tomar medidas para frenar la propaganda del discurso de odio contra migrantes y otros grupos minoritarios. Figuras públicas, incluidos mandatarios de las naciones, están usando mensajes para deshumanizar; este tipo de actitudes han exacerbado las tensiones sociales y raciales, incitando a agresiones con consecuencias mortales en todo el mundo.
Por tradición, podemos afirmar que el derecho ha sido un instrumento de legitimación gracias a sus mensajes normativos, por tratar de convencer mediante el valor en sí mismo del argumento y de persuadir mediante la sanción. Actualmente, su función legitimadora está en peligro. Hoy los líderes políticos se jactan de estar por encima de la ley, incluso la constitucional; lo cual contribuye a la desconfianza donde el derecho pierde legitimidad. Casos resientes han sido no tomar en cuenta el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de Paris, por lo que se refiere a la devastación del medio ambiente.
La corrupción es uno de los factores más importantes para explicar la falta de resultados contra la trata de personas en diferentes naciones, incluido México.
Ante este escenario, urge promover entre otras cosas la libre expresión; el derecho a vivir una vida sin violencia, a través de la tolerancia; la diversidad y defensa de las opiniones plurales; una iglesia sensible que acompañe los esfuerzos donde quiera que broten, como su propia identidad.
La CNDH tiene la misión de cumplir con su cometido histórico
En México, se exige el respeto pleno a los derechos humanos