Pbro. Rigoberto Beltrán Vargas, Colaborador del Periódico Digital “El Ciudadano”.
Con fecha del 16 de septiembre y difundida el 27, el Papa Francisco envió una carta al pueblo de México en la que pidió perdón por los excesos que se cometieron durante el proceso de evangelización de América Latina hace 500 años. La ocasión de este mensaje fue la celebración del Bicentenario de la independencia de lo que fue el Virreinato de la Nueva España.
“En diversas ocasiones, tanto mis antepasados como yo mismo, hemos pedido perdón por los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones, que no contribuyeron a la evangelización”, dijo el Sumo Pontífice. San Juan Pablo II reconoció y pidió perdón en 1992, desde la República Dominicana “por los abusos cometidos debido a la falta de amor de aquellas personas que no supieron ver en los indígenas hermanos e hijos del mismo Padre Dios”.
Benedicto XVI haría lo propio en 2007 tras volver de Aparecida (Brasil), al señalar que “el recuerdo de un pasado glorioso no puede ignorar las sombras que acompañaron las obras de evangelización del continente Latinoamericano: no es posible olvidar los sufrimientos y las injusticias que infligieron los colonizadores a las poblaciones indígenas, a menudo pisoteados en sus derechos humanos”.
El propio Padre Francisco en 2015 en Bolivia, pidió “humildemente perdón no solo por las ofensas de la propia Iglesia, sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada Conquista de América. No es lo que López Obrador solicitó, aunque para algunos fue una respuesta al pedido que hizo repetidamente el actual presidente de México tanto al santo Padre como al Rey de España Felipe VI. La carta ha provocado distintas reacciones.
El Papa Francisco en su misiva reviró, es decir, si bien reconoció pecados de la iglesia, también demandó agravios a los católicos de México: “En esa misma perspectiva también se pueden ignorar las acciones que, en tiempos más recientes, se cometieron contra el sentimiento religioso cristiano de gran parte del pueblo mexicano, provocando con ello un profundo sentimiento”. El Papa aprovecha para hacer referencia al hecho cristero. No cabe duda que este acontecimiento es una referencia en la historia de este país y no se puede ignorar, ya que ha dejado enseñanzas para unos y otros.
Es sano siempre hacer una relectura crítica de la historia con el fin de “purificar la memoria, es decir, reconocer los errores cometidos en el pasado”…”seguir dando pasos vistos a sanar las heridas, a cultivar un diálogo abierto y respetuoso entre la diferencia y a construir la tan anhelada fraternidad promoviendo el bien común por encima de los interese particulares, las tenciones y los conflictos”, dijo en Papa. En el campo social y político tenemos una serie de hechos dolorosos desde los sucesos de Ayotzinapa que no han podido esclarecerse o no han querido hacerlo (las autoridades).
En este contexto de “diálogo abierto y respetuoso”, el Papa se acerca a la próxima celebración de los 500 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el pequeño cerro del Tepeyac. “Quisiera destacar otro acontecimiento que marcará sin duda todo un itinerario de fe para la iglesia mexicana en los próximos años: la celebración, dentro de una década, de los 500 años de las apariciones de Guadalupe. En esta conmemoración es bello recordar… la imagen de la Virgen de Guadalupe tomada por el Padre Hidalgo del santuario de Atotonilco. María de Guadalupe, la Virgen Morenita, dirigiéndose de modo particular a los más pequeños y necesitados, favoreció la hermandad y la libertad, la reconciliación y la inculturación del mensaje cristiano, no solo en México si no en todas las américas”. La iglesia se está preparando para este acontecimiento desde las mismas bases, desde las parroquias.
Desde luego que todo este esfuerzo se encamina inspirado y alentado por la celebración de los 500 años de las apariciones. El Papa marca que es un itinerario de fe para la iglesia mexicana donde resalta la toma de la imagen de la Virgen; al Padre Hidalgo con ella en el inicio de la independencia; a la Virgen dirigiéndose a los que más sufren en esos momentos.
Este tiempo de pandemia, en cierta manera, ha enfriado en algunos aspectos la fe del pueblo cristiano. La iglesia lo sabe y ha organizado ahora un proyecto bien estructurado para revitalizar la acción pastoral del pueblo de Dios. Se trata no solo de continuar lo que venía haciendo, sino a partir de un análisis de la realidad social y pastoral ir conformando una pastoral más integral.
El Presidente López Obrador recibió el mensaje del Sumo Pontífice
El Papa Francisco pidió perdón por los abusos cometidos durante la ‘conquista’