Gerardo Argueta Saucedo, Cronista del municipio de Acámbaro…
A partir de este martes 21 de enero de 2020, inician en Acámbaro las actividades del Calendario Cívico y Cultural del Año. El primer evento gira en torno al 251 Aniversario del Natalicio de Ignacio Allende y Únzaga, quien ha sido considerado como el “Primer Soldado de la Patria”.
Ignacio José de Jesús Pedro Regalado de Allende y Únzaga participó en las reuniones de Querétaro, en donde se conspiró en contra del régimen de la Corona española que ya tenía casi 300 años en nuestro territorio. Nació el 21 de enero de 1769 en San Miguel el Grande, hoy de Allende en su honor. Sus padres fueron Narciso de Allende y María Ana de Únzaga. Se casó con María de la Luz Agustina de las Fuentes.
De posición económica desahogada para la época, siguió la carrera de las armas y logró incorporarse al Regimiento de élite de Dragones de la Reina, asignado a la región del Bajío, en donde fue Capitán y tomó conciencia social de luchar por la Independencia de la entonces Nueva España para crear un nuevo país. En las Conspiraciones de Querétaro, conoció al Cura de Dolores Miguel Hidalgo y Costilla y lo recomendó para encabezar el movimiento independentista, un suceso que debió de adelantarse la madrugada del 16 de septiembre de 1810.
Como Insurgente y tras su deserción del Regimiento de Dragones de la Reina, Ignacio Allende acompañó al Cura Miguel Hidalgo por todo el Bajío. El 21 de septiembre de 1810 en Celaya, Allende fue nombrado Teniente General e Hidalgo como Capitán General. El 28 de septiembre, el conocido militar censuró la Toma sangrienta de la Alhóndiga de Granaditas y enfrentó a Hidalgo, con quien tendría una enemistad creciente. En la plaza principal de Acámbaro, el 22 de octubre de 1810 y con el aval de la cúpula del Ejército Insurgente, reunida en Consejo Militar, Allende fue nombrado Capitán General por el mismo Hidalgo, no sin que previamente éste fuera designado como “Generalísimo de América”
Hasta la Batalla del Monte de “Las Cruces”, cercano a Toluca de Lerdo, en el municipio de Ocoyoacac, Estado de México, el 30 de octubre de 1810, todo fue una campaña militar de éxitos y triunfos para los Insurgentes, pero vendría otra más de derrotas continuas desde el enfrentamiento con los miembros del Ejército Realista en San Jerónimo Aculco. Aquí, sería el “punto de quiebre” entre Allende y el Cura Hidalgo, quienes en la retirada emprendieron caminos diferentes: uno, fue hacia Guanajuato; y otro, a Valladolid, respectivamente.
Al seguir la lucha y tener que entregar la plaza de Guanajuato por falta de apoyo militar, ante la embestida de las tropas del General Realista Félix María Calleja, Ignacio Allende fue directamente en persecución de Hidalgo, a quien culpaba de todas las derrotas, encontrándose ambos en Guadalajara. Le reclamó la falta de respaldo en Guanajuato –que el Cura no podía otorgar, por estar en otra región distante-, pero decidió no retirarlo del cargo. Ya con la derrota sufrida en la Batalla del Puente de Calderón, en el actual municipio de Zapotlanejo, Jalisco, el 17 de enero de 1811, la ruptura fue total. Los Realistas, entre muertos y heridos, tuvieron cerca de mil bajas contra 13 mil de los Insurgentes.
De esta manera, el 25 de enero de ese año, Ignacio Allende exigió a Hidalgo la entrega del mando de “Generalísimo”. El Cura de Dolores, que no tuvo otra opción que ceder ante la amenaza -a expensas de perder la vida-, declinó y entregó el mando militar, quedando tan sólo como “Jefe Político” del Ejército Insurgente. Allende, en una Junta de Jefes del Ejército, asumiría el mando de “Generalísimo” el 6 de marzo de 1811. Catorce días después, debido a una traición al interior de los Insurgentes, el grupo de los Libertadores fue aprehendido en las Norias de Baján, o Acatita de Baján, en Coahuila. Allende era el responsable militar y político del Ejército. Al resistirse, el hijo del “Generalísimo” es abatido, de nombre Indalecio Allende. Inmediatamente son trasladados los insurrectos a Chihuahua en donde quedan prisioneros y son juzgados. El “Generalísimo” Allende es condenado a muerte y fusilado el 26 de junio de 1811.
La figura de Allende, con 9 años de servicio en los asuntos militares, entre 1802 y 1811, pasaría a la historia con su muerte, aunque no al nivel de la que logarían otros Libertadores como Miguel Hidalgo, José María Morelos y Pavón y Vicente Guerrero. Tal vez, la historia no ha juzgado bien al nativo del pueblo de San Miguel el Grande. Su enemistad con Hidalgo y la intención de tratar de envenenarlo, ¿ha sido una de las causas?, o bien, ¿el retiro del mando militar a Hidalgo?.
El retiro del mando militar a Hidalgo bien puede interpretarse como un “Golpe de Estado” al interior del Ejército Insurgente. El Cura de Dolores, en ese momento de presión, sólo recibió el apoyo de su Secretario, José María Chivo, y de Ignacio López Rayón. Todos los demás miembros del Ejército respaldaron a Allende.
Lamentablemente, Allende sería traicionado y emboscado como parte de una bien definida campaña contra-insurgente del Gobierno español por medio de Francisco Ignacio Elizondo Villareal, en la hoy llamada “Loma del Prendimiento”, en Acatita de Baján. Ignacio Allende, hasta ese momento –y muy a pesar de todo cuestionamiento-, hizo lo que creyó correcto y encaró siempre de frente al enemigo. Sabía que en el orden y la disciplina habrían de lograrse objetivos y metas en la lucha armada para conseguir la Independencia de la Nueva España. Quién sabe si siendo él y no Hidalgo el responsable del Ejército, las tropas hubieran entrado a la Ciudad de México en noviembre de 1810 y todo hubiera terminado, pero esto nunca lo sabremos.
Por la historia que aún lo habrá de juzgar mejor, hay que decir que este notable Libertador –ilustrado, buen jinete y hábil con la espada-, fue nombrado “Padre de la Patria” en Grado Heróico” –junto con Hidalgo, Juan Aldama y Mariano Jiménez-, a través de un Decreto que promulgó el Gobierno Mexicano el 19 de julio de 1823. Hoy, sus restos mortales descansan en el Monumento del Ángel de la Independencia en la Ciudad de México.
A 251 años del Natalicio del héroe, su valentía y visión de tener un país mejor está vigente; como también el orden y la disciplina para los asuntos militares. Ignacio Allende creyó cumplir su misión ante la historia; de hecho, cumplió. Y cumplió bien.
Allende fue nombrado Capitán General en Acámbaro, el 22 de octubre de 1810
Ignacio Allende, militar de carrera y hombre hábil con la espada