Pbro. Rigoberto Beltrán Vargas, Colaborador del Periódico Digital “El Ciudadano”.
El Papa Francisco dio a conocer la tercera encíclica de su pontificado. El pasado 4 de octubre, en el pueblo natal de San Francisco, día en que el santoral católico lo celebra.
Es un mensaje para toda la Iglesia Católica, su sabia alcanza a la comunidad humana y de manera más oportuna al momento histórico actual que vivimos en nuestro país.
Este tipo de documentos suelen ser presentados con las primeras palabras del renglón inicial, así señalan desde el comienzo su contenido.
El hilo conductor de los 8 capítulos Fratelli Tutti, “HERMANOS TODOS” son la “Fraternidad y la Amistad Social”. Y va en la misma dirección de sus dos anteriores exhortaciones:” El Gozo del Evangelio”, “Evangelii Gaudium”, sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual en la que insistió sobre la dimensión social del mensaje cristiano (24-11-2013) y “Laudato Si”, sobre el cuidado de la casa común y la raíz humana de la crisis ecológica (24-05-2015).
En la actual realiza un fuerte llamado para encarar la profunda crisis que sacude a la comunidad universal, y las particulares de cada país, mediante una conversión personal para despejar nuestras mentes y corazones de las tendencias dominantes en nuestros tiempos: el egoísmo individualista, el aislamiento rencoroso y las cegueras ideológicas.
Comenzó, explica, su elaboración antes de la aparición de la actual pandemia, lo cual reforzó su contenido al observar la poca solidaridad de algunos países al intentar soluciones para protegerse; la pandemia manifestó rápidamente la miseria de la globalización economicista.
La política, dice, es una actividad del hombre, las instituciones son estructuras, pero somos los humanos los que tenemos la posibilidad de corregir el rumbo.
El Papa Francisco se lamenta de las sombras de un mundo cerrado (I); acude al ejemplo del buen samaritano: un extraño en el camino (II), para pensar y gestar un mundo abierto (III). Hacerlo con un corazón abierto al mundo entero (IV), lo cual es posible con la práctica de la mejor política (V), comprometiéndonos con el método del Diálogo y de la Amistad Social (VI) y así emprender caminos de reencuentro (VII). En esta tarea deben colocarse las religiones al servicio de la fraternidad del mundo (VIII).
No es una exortación con visión pesimista; va en dirección contraria a la tendencia al ambiente de (enemigos todos), impuesto históricamente en muchos momentos del devenir de nuestra historia: tanto en lo político, económico y social. Insiste una y otra vez en que las confrontaciones violencia y muerte no son el método adecuado para la paz, justicia, misericordia, la verdad y el desarrollo porque ensanchan fracturas. No más polarización, no mas idiologismos que impiden ver la realidad objetiva.
Antes del año 2000, soñábamos con remontar el viejo, tradicional y absoluto presidencialismo priista; hoy dentro de la democracia anhelada, buscada hasta el cansancio, estamos redefiniendo nuestro modelo político; pero sabemos que la solución no son los caminos anteriores: el caudillismo precolombino de tipo paternalista, ni la democracia imperfecta, ni el presidencialismo unipersonal.
Nadie puede poner en duda que todos queremos un país sin corrupción, que ellos vayan a la cárcel, que se les confisque lo robado para que se les reintegre a la nación, pero para ello existen recursos jurídicos. Sin duda.
La pandemia acentúo la miseria de la sociedad actual
México no requiere de un presidencialismo unipersonal