José Luis Camacho Acevedo,
Colaborador del Periódico “El Ciudadano”
Una asignatura que se fijó el presidente López Obrador fue la de lograr un cambio de paradigmas en el sindicalismo mexicano. Eliminar el ‘charrismo’, el clientelismo y la corrupción en las organizaciones obreras del país es la meta que en materia laboral se fijó el gobierno de la Cuarta Transformación.
Todo indicaba que una operadora experta en estas lides del control de sindicatos como Elba Esther Gordillo, sería una pieza clave en la construcción del nuevo sindicalismo que tenía en mente de manera inicial el Presidente López Obrador. Pero desde hace semanas se ha visto muy disminuido el capital político de la chiapaneca ante el Presidente.
A últimas fechas se han percibido señales de que ese cambio de paradigmas no se dará tan fácilmente y AMLO, que no tiene operadores ni experimentados ni confiables en ese tema, tendrá que recurrir a viejos caciques como el ferrocarrilero Víctor Flores o al reciclaje de personajes como Napoleón Gómez Urrutia o el dirigente de la fantasmal Catem Pedro Haces.
Acompañan a Napoleón y al líder Haces en la nueva cartelera del sindicalismo de la Cuarta Transformación Reyes Soberanis de la COR (Confederación Obrera Revolucionaria) y Abel Domínguez de la CTC (Confederación de Trabajadores y Campesinos). Participarán en ese Dream Team del sindicalismo de la 4T (Cuarta Transformación) senadores de MORENA como Cristóbal Arias Solís, Miguel Ángel Navarro, Griselda Valencia de la Mora, Primo Dothé Mata y Eduardo Ramírez Aguilar.
Y sorpresivamente se unió a lo que Napoleón Gómez Urrutia llamará pomposamente la Confederación Internacional de Trabajadores. Gómez Urrutia, durante los largos años que los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto lo mantuvieron en su exilio canadiense, logró consolidar sus alianzas con organizaciones laborales como la poderosa AFL-CIO, así como con las corrientes sindicalistas más importantes de Canadá y los laboristas de la Gran Bretaña.
Los que han puesto sus barbas a remojar ante este escenario son Carlos Aceves del Olmo de la CTM, la CROC de Isaías González y el minero que va en caída libre Tereso Medina. La disputa por las banderas laborales será, pese al padrinazgo de López Obrador, al proyecto de Gómez Urrutia, muy cerrada y decidida a vencer o morir.
Pugnar por mejoras salariales, participación de utilidades, reglamentación de esquemas como el outsourcing, el rechazo a los contratos de protección y la reivindicación de una democracia sindical genuina, serán algunos de los objetivos de la batalla que se avecina en el mundo del sindicalismo nacional.
Las huelgas recientes en las maquiladoras tamaulipecas y las duras negociaciones con grupos radicales como la CNTE, han puesto a prueba la capacidad negociadora de la joven Secretaria del Trabajo Luisa María Alcalde, quien se encuentra de pronto en un contexto en pugna que ni siquiera imaginó cuando fue propuesta para el cargo.
Sin duda que se avecina la apertura de otro frente de conflicto en la ya complicada trama de intereses en las que la Cuarta Transformación navega, contando como principal activo las conferencias mañaneras de López Obrador. Y la verdad es que ese circo cotidiano no basta para darle una conducción política firme a un país tan complejo como el nuestro.
Napoleón Gómez Urrutia, líder obrero
El sindicalista fue perseguido político