José Luis Camacho Acevedo, Colaborador del Periódico Digital “El Ciudadano”
La captura de César Duarte en Florida, ahora convertida en la tierra donde han caído algunos de los más célebres extraditables mexicanos, es apenas el principio de lo que se convertirá en uno de los más escandalosos episodios de la corrupción del peñismo.
Primero fue Genaro García Luna y ahora el prófugo chihuahuense. La bandera del combate a la corrupción de la 4T se está concretando de una manera por demás singular. Existen señales muy claras de que están colaborando en esa cruzada de salud pública realizada por el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, países como Estados Unidos y España.
La Audiencia española ha concedido con mucha diligencia la extradición de Emilio Lozoya, quien habría de llegar a México en la figura de una especie de testigo protegido. Y está anunciado que el ex director de PEMEX “colaborará” con las autoridades nacionales para el esclarecimiento del destino que tuvieron los “rendimientos” recibidos por la sospechosa operación de la planta de Nitrogenados y los sobornos que la petrolera Odebrecht entregó al exfuncionario.
En Florida, como era de esperarse. le negaron a César Duarte cualquier tipo de medida cautelar que le otorgara la posibilidad de seguir su juicio en libertad. El exmandatario chihuahuense seguirá en prisión hasta que sea remitido a una prisión de su estado natal, en donde existen más de ¡cincuenta carpetas de investigación! en su contra por la comisión de otros tantos delitos.
Al quedar en manos de la justicia chihuahuense, encabezada por el principal enemigo de Duarte como es el mandatario Javier Corral, el golpe mediático que recibirá el PRI podrá ser la última palada que echaran a la tumba del tricolor. Las ambiciones políticas de Javier Corral se han fortalecido con el caso Duarte.
Ante el politburó de su partido recuperó capacidad de maniobra para impulsar la candidatura a sucederlo de su amigo Gustavo Madero, dejando a un lado a la favorita María Eugenia Campos Galván. Pero más allá de la solución a la candidatura panista al gobierno local, Javier Corral inicia la mayor aventura política de su larga trayectoria como panista: primero alcanzar la dirigencia nacional blanquiazul y después convertirse en el 2024 en candidato a la Presidencia de la República.
Si la captura de César Duarte algunos analistas la siguen considerando como un regalo de Trump al presidente López Obrador, la verdad es que es una consideración muy barata. Los logros obtenidos por AMLO en su visita a Washington rebasan con mucho la aprehensión ya muy esperada de un delincuente político de los más señalados en la etapa que se considera como la inevitable debacle terminal del PRI.
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