Pbro. Rigoberto Beltrán Vargas, Colaborador del Periódico Digital “El Ciudadano”
Hace poco se celebró el “Día Mundial de la Justicia Social” en un escenario general de merma del empleo. Ese día fue instaurado en 2007 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el ambicioso objetivo de que los países adopten iniciativas para disminuir las desigualdades.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), adoptando la declaración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre la justicia social para una globalización equitativa y bajo el tema “Cerrar la brecha de las desigualdades para lograr la justicia social”, pretende garantizar resultados equitativos para todos a través del empleo, la protección social, el diálogo social y los principios y derechos fundamentales en el trabajo.
Al abordar el tema del empleo, nos damos cuenta que el crecimiento de éste, desde 2008, ha registrado un promedio de 0.1 por ciento anual frente a 0.9 por ciento entre 2000 y 2007; más del 60 por ciento de todos los trabajadores carecen de cualquier tipo de contrato de trabajo; menos del 45 por ciento de los trabajadores asalariados tiene un empleo a tiempo completo y permanente y la tendencia parece ser hacia la baja.
En 2019 más de 212 millones de personas estaban desempleadas frente a los 201 millones en años anteriores; es necesario crear 600 millones de nuevos empleos de aquí a 2030, solo para mantener el ritmo de crecimiento de la población en edad de trabajar.
La perspectiva en el mundo es de mayor desocupación, pero en nuestro país coincide con el estancamiento económico del 2019 y el pronóstico de un raquítico repunte de este año, situación que se extenderá hasta el 2021; hoy 172 mil personas se sumarán al desempleo. Además de esto, también se espera el aumento de la subocupación; en esta condición se estima que actualmente hay 4.3 millones en México.
Otro fenómeno es el de la precariedad laboral; tener un trabajo remunerado no supone una garantía de condiciones de trabajo decente o de un ingreso adecuado.
Para millones de personas es cada día más difícil construir vidas mejores basadas en sus trabajos. La persistencia y la amplitud de la exclusión y de las desigualdades relacionadas con el empleo les impiden encontrar un trabajo decente y un futuro mejor. Esto es preocupante, porque tiene repercusiones para la paz.
Numerosas personas se emplean por su cuenta
El desempleo es un grave problema social