Jorge Suárez Vélez*, Diario Reforma
Señor Presidente:
Le escribo con el respeto que su investidura amerita. Es Presidente de todos los mexicanos, incluso de quienes no votamos por usted. Respetamos la voluntad de 30 millones que lo eligieron. Su incuestionable mandato, le da la oportunidad histórica de abordar problemas añejos. Me preocupa que la desperdicie.
Considerando nuestro perfil demográfico y, particularmente, la tormenta internacional que se avecina, tiene muy poco tiempo para hacer cambios sustantivos. Su enorme capital político se acabará pronto. Ya nota las primeras fisuras en Morena por pugnas en Puebla y Baja California. Ve que no será fácil pactar con la CNTE. Hoy existe 50% más ordeña de ductos que hace un año; su estrategia contra el “huachicol” falló. La violencia ha aumentado. Tiene muchos menos recursos de los que pensaba, y mantener la disciplina fiscal será difícil. Los abucheos que ya ha tenido son sólo los primeros y su reacción fue desafortunada. Créame, a la larga ganará más uniéndonos que dividiéndonos.
Le daré malas noticias. México crecerá, a lo mucho, 1% este año. El año que entra será más difícil pues la economía de Estados Unidos se desacelera, y las de China, Europa y Japón también. Enfrentaremos un entorno hostil para ratificar el T-MEC, pues nos contaminará el ambiente electoral estadounidense. Fue un error no retener al equipo de Ildefonso Guajardo, el más experimentado del mundo. El Dr. Seade es buen elemento, pero no tendrá tiempo o apoyo para llevar a buen puerto tan complejo proceso. Si los legisladores demócratas dificultan la ratificación, Trump podría reaccionar cancelando el TLCAN, y ahí sí estaríamos en un brete. Algunos creen que caer en reglas de la OMC nos favorece, pero asumen a la ligera que Trump las respetaría. Su prioridad será la política interna.
La inversión privada en México caerá. El entorno no es favorable, y usted no le da el respeto que merece. Por cada peso que invierte el gobierno, las empresas invierten siete. No podrá compensar la caída con gasto público.
Otra mala. La apreciación del peso no se da por validar su desempeño. La demanda proviene de inversionistas que querían vender dólares, ante el deterioro estadounidense. Al hacerlo, compraron pesos porque ofrecemos la tasa más alta de entre los países que gozamos del Grado de Inversión que dan las calificadoras. Por eso se triplicó la inversión extranjera en bonos mexicanos en enero (llegando a más de 2.2 millones de millones de pesos). Si esta calificación se pone en duda, esos recursos saldrán, provocando una devaluación sin precedente, y altísima inflación en consecuencia. Nada perjudica más a los pobres que eso.
No se pelee ni con los empresarios, ni con las calificadoras, ni con los mercados. En la historia de la humanidad ningún mandatario, por poderoso que fuera, les ganó el pleito a los mercados financieros. De paso, deje en paz a la prensa. Atacarla lo desprestigia.
Dos consejos. Rectifique la cancelación del aeropuerto. No podemos darnos el lujo de tirar tantos recursos. Comprará tiempo valioso, se mostrará como un líder más pragmático que ideológico, y millones le daremos el beneficio de la duda. Audite contratos, castigue a los corruptos y enajene los terrenos circundantes. Segundo, posponga el Tren Maya y Dos Bocas. El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas le recomendó usar esos recursos para acelerar producción en aguas someras, y recurrir a “farm-outs” para invertir en aguas profundas. Vea los mercados. Se cierra la brecha entre los precios de bonos emitidos por Pemex y los emitidos por el gobierno. El mercado asume que el gobierno tendrá que dar una garantía explícita sobre los primeros, o no levantaremos dinero para los pagos que la empresa enfrenta. Si se asume que la deuda de Pemex es ahora soberana, contamina su calidad, pues aumenta en diez puntos del PIB nuestro endeudamiento. Ya le dije qué pasa si perdemos el Grado de Inversión.
Escuche a quienes queremos que México salga adelante. Sé que le importa su sitio en la historia. Tenga la humildad para rectificar el rumbo.
*.- Economista Mexicano que trabaja desde hace 25 años en Nueva York para empresas financieras.