Pbro. Rigoberto Beltrán Vargas,
Colaborador del Periódico “El Ciudadano”…
Atención, interés y acción de gracias a Dios nos merece a toda la iglesia esta Asamblea que inauguró el Papa Francisco en su visita a la Amazonía (19 enero 2018), que se celebró en Roma (21 días en octubre 2019) con el propósito de abrir “nuevos caminos para la Iglesias en dicho territorio”.
Aunque el tema hace referencia a un espacio geográfico muy específico, las reflexiones y sus conclusiones pastorales alcanzan a toda la Iglesia y al planeta en su dimensión global futura y son una referencia obligada a otras áreas similares: el corredor biológico Centroamericano-Mexicano, el sistema acuífero Guaraní, Las reservas naturales del sur de Chile, la cuenca del Congo, los bosques tropicales de Asia en el Pacifico, entre otros lugares, en una visión ecológica integral.
Este gran proyecto teológico, eclesial, pastoral, cívico y ecológico, de inspiración divina, viene a reforzar la presencia y compromiso de las Iglesias en el mundo, por eso lo recibimos con una expectativa esperanzadora.
En un primer acercamiento a la realidad de esta región, encontramos que vive una “dramática situación de destrucción que quiere decir: la desaparición del territorio y de sus habitantes, especialmente de los pueblos indígenas “…La selva Amazónica… se encuentra en una carrera desenfrenada a la muerte y requiere cambios radicales urgentemente”. (N.2.D.C.). De las manos amorosas del padre creador surgió el ser humano y toda la creación. Lo alabamos cuando amamos al prójimo, cuando cuidamos de nuestra Casa Común, al aceptar el desafío de los “cielos nuevos y la nueva tierra”.
En esta región de la Amazonia conviven cientos de comunidades indígenas, campesinos,afro-descendientes, mestizos, colonos, ribereños y habitantes de los centros urbanos. “Los diferentes pueblos supieron adaptarse al territorio. Su cosmovisión es vivir en armonía consigo mismo, con la naturaleza, con los seres humanos y con el ser supremo, donde hay una intercomunicación entre todo el cosmos donde no hay excluyentes y excluidos, donde se puede forjar un proyecto de vida para todos. Tal comprensión de la vida se caracteriza por la conectividad y armonía de relaciones entre el agua, el territorio y la naturaleza, la vida comunitaria y la cultura, Dios y las diversas fuerzas espirituales…” (N.9.D.C.).
Pero hoy la realidad de la Amazonia esta deformada. En el documento se señalan unas amenazas: “apropiación y privatización de bienes de la naturaleza, las concesiones madereras legales y el ingreso de maderas ilegales; la caza y la pesca predatorias, los mega-proyectos no sostenibles (hidroeléctricas, concesiones forestales, talas masivas, monocultivos, carreteras, hidrovias, ferrocarriles, proyectos mineros y petroleros)”; …”detrás de todo esto, están los intereses económicos y políticos de los sectores dominantes con la complicidad de algunos gobernantes y de algunas autoridades indígenas” (N.10.D.C.)
El proyecto eclesial tiende a proteger a la naturaleza y al hombre
La Amazonia es un gran pulmón ecológico del planeta en Sudamérica