José Luis Camacho Acevedo,
Colaborador del Periódico Digital “El Ciudadano”…
En México, los ultraderechistas del FRENA realizaron una protesta, de verdad lamentablemente ridícula como expresión de fuerza política, pidiendo que renunciará el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El mismo día, las cadenas más importantes de la televisión de Estados Unidos difundían las escenas de violencia civil, que obligó al gobierno de Donald Trump a mantener el toque de queda en 25 de las ciudades más importantes de aquel país.
No existe punto de comparación entre las frívolas protestas de los acartonados integrantes de FRENA, y el vandalismo salvaje de los norteamericanos que protestaban por la muerte del afroamericano George Floyd.
El diario estadounidense “The New York Times” indicó que el presidente fue llevado al búnker en la noche del viernes, mientras los manifestantes forcejeaban con los agentes del Servicio Secreto para retirar las barreras metálicas instaladas frente a la verja que rodea la Casa Blanca. Según la cadena televisiva CNN, Trump estuvo en el búnker cerca de una hora antes de regresar al sector de la Casa Blanca que le sirve de residencia, mientras en el exterior los manifestantes tiraban piedras y mantenían escaramuzas con los agentes.
El presidente Trump criticó a la alcaldesa demócrata Muriel Bowser de Washington, en un tuit, acusándola de no permitir que la policía de DC ayude a los agentes del Servicio Secreto. “Mientras él se esconde detrás de su cerca con miedo/solo, yo estoy con las personas que ejercen pacíficamente su Primera Enmienda (el derecho a la libertad de expresión), justo después del asesinato de #GeorgeFloyd y cientos de años de racismo institucional”, le respondió la alcaldesa.
Son episodios de protesta tan fuertes y la visión de un presidente acorralado, enfrentado con la alcaldesa de la sede del poder Ejecutivo del país más poderoso de la tierra. Por fortuna, aún no sucede eso en México.
Pero el presidente López Obrador debe apelar a su sensibilidad social y no solo fundamentar sus acciones políticas en un reconocido olfato que le hizo ganar los comicios de 2018, con un margen nunca visto en la historia de la democracia moderna del país. Un relato estremecedor de Los Ángeles nos pone a pensar seriamente sí en México llegan a desbordarse las inconformidades sociales, hasta donde podría llegar la inconformidad ciudadana.
“Nos salvamos de milagro”, cuenta Díaz, músico de rock colombiano y empresario. “Casi no dormí pendiente de las cámaras de seguridad y viendo cómo robaban y quemaban las tiendas de amigos”, continúa en su relato. Díaz cree que los saqueos y los destrozos en varias partes de la principal urbe de California, desde la zona del Downtown hasta Beverly Hills y West Hollywood, fueron algo más que el producto de la ira por la muerte injusta de Floyd en Minneapolis a manos de un policía: “esto fue crimen organizado”, indica.
Y en México, las organizaciones criminales siguen muy fuertes, continúan siendo el más sentido flagelo entre TODOS los segmentos de nuestra sociedad.
Los riesgos de jugar con fuego cuando la pandemia del Covid-19 tiene alterada la estabilidad emocional de nuestros ciudadanos, quedan manifiestos en las escenas descritas de cómo, en estos días, prácticamente arde Estados Unidos. Mucho cuidado.
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