José Luis Camacho Acevedo, Colaborador del Periódico “El Ciudadano”…
Don Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lasso de la Vega llegó a ser presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, con unos intereses políticos por demás predecibles.
Desde San Lázaro, a partir del 1 de septiembre de 2018, pretendió también tomar control de la cancillería a través de interpósita persona. En su intención de control de la cancillería, Muñoz Ledo promovió a su hijo que es Cónsul en Toronto, Canadá, para que fuera designado subsecretario de Relaciones Exteriores para América del Norte.
Pero el fino olfato político de AMLO descubrió a tiempo las pretensiones de Don Porfirio y lo frenó designando canciller a Marcelo Ebrard. Marcelo es para AMLO, sin duda, uno de los más confiables integrantes de su círculo cercano.
Ahora recurre el “crítico de la 4T” a todos sus contactos políticos y mediáticos, mismos que construyó en el terreno diplomático cuando fue embajador de México en la ONU, cargo al que lo desterró José López Portillo, removiéndolo fulminantemente de la Secretaría de Educación Pública en un acto de traición para quitarlo del camino.
AMLO no ha tolerado las descaradas intenciones nepotistas de Porfirio. Y desde entonces Muñoz Ledo se ha dedicado a sabotear con su discurso demagógico las políticas de migración, hacienda y relaciones exteriores de AMLO. Luego entonces, para bien de México, AMLO ya marcó su sana distancia de Porfirio.
Porfirio Muñoz Ledo y AMLO, hoy separados por las ambiciones del primero
Muñoz Ledo siempre quiso ser Presidente de México desde los años 70