3 pasos para construir la paz positiva

Pbro. Rigoberto Beltrán Vargas,

Colaborador del Periódico “El Ciudadano”

Dado el nivel de violencia que venimos viviendo en el país, podemos llegar a ciertas conclusiones claramente objetivas. No estamos en guerra contra otra nación, aunque no dejamos de tener conflictos sobre todo en el  campo económico y social con Donald Trump y los de la extrema derecha de Estados Unidos, que acusan de que vamos a la ruina con el problema de los migrantes centroamericanos y cubanos.

Tampoco vivimos un conflicto interno mayor entre grupos políticos, étnicos o religiosos; pero claro que se realizan venganzas entre grupos delictivos con resultados violentos que no excluyen las masacres.

Desde que el “Índice Global de Paz” publica datos que se refieren a la violencia o a la paz, sabemos que hemos venido perdiendo  puntos y lugares en la tabla; hoy México es uno de los 25 países más violentos del mundo, lo cual nos señala que es preciso estudiar este fenómeno motivados no por curiosidad intelectual sino desde la obligación de la salva guarda de los derechos humanos y sociales a los que estamos obligados por formar parte de la humanidad, pero sobre todo por una exigencia permanente de trasformar este mundo en los “Cielos Nuevos y la Nueva Tierra”, en el Reinado de Dios desde ahora.

Estudiar la violencia no es estudiar la paz, pues la paz no se limita a la ausencia de la violencia. La ausencia de violencia y la ausencia de miedo a la violencia, componen únicamente su ángulo negativo. Su ángulo positivo consta de los componentes activos, esos que conforman a las sociedades pacíficas; se trata de actitudes institucionales y estructurales que crean y sostienen a las sociedades pacíficas.

PRIMER PASO: Normalmente por pacificar un conflicto se entiende calmar la violencia. Indispensable para poder pensar en otra etapa. Pacificar o hacer la paz implica detener la guerra, separar a las partes contendientes.

SEGUNDO PASO: Lo que sigue es sostener eso, lo que se conoce como mantenimiento de paz.

TERCER PASO: El siguiente es construcción de paz positiva. La paz tiene que ser construida desde la raíz, desde abajo.

El Instituto para la Economía y la Paz describe 8 indicadores: 1) Gobiernos que funcionan adecuadamente, 2) Distribución equitativa de los recursos, 3) El flujo libre de la información 4), Un ambiente sano y propicio para negocios y empresas, 5) Un alto nivel de capital humano (generado a través de salud, educación, capacitación, investigación y desarrollo), 6) La aceptación de los derechos de otras personas, 7) Bajos niveles de corrupción y 8) Buenas relaciones entre vecinos (cohesión social). Se detecta un alta correlación entre la violencia criminal y la violencia familiar.

Existen otras necesidades en la construcción de paz: la promoción del bienestar emocional; la sanación de las heridas mentales que un entorno de violencia deja a su paso; procesos de reconciliación y restauración. En el país, necesitamos avanzar en esta tarea común, larga y necesaria.

Conclusión: es un trabajo difícil, donde todas y todos debemos colaborar y no esperar que se concluya el primer paso para avanzar al segundo. El compromiso es mutuo.

 

La construcción de la paz se forja desde la raíz, la familia

 

La violencia en México es de las principales del mundo